Patrón de los reinos de Castilla y Navarra y copatrón de España
En la batalla de Simancas, año 939, el rey Ramiro II de León, el conde Fernán González de Castilla y García Sánchez I de Pamplona del reino de Pamplona-Nájera se enfrentan al califa cordobés Abd al-Rahman III. Según la tradición, Santiago Apóstol acompaña a San Millán y ambos se aparecen en mitad del combate en defensa de los cristianos. San Millán fue elevado a patrono de castellanos y navarros comprometiéndose a pagar tributos; son los llamados "Votos de San Millán". Fernán González favorecerá enormemente al monasterio de San Millán con privilegios y donaciones.
Gonzalo de Berceo en su Vida de San Millán cuenta la promesa de los votos legendarios, de una parte Ramiro II de León a Santiago y de la otra, Fernán González a San Millán. Luego refiere la maravillosa aparición de ambos patronos en la batalla de Hacinas, en la que elogia la intervención a favor de los vasallos con estos versos:
non quisieron embalde la soldada levar
primero la quisieron merecer e sudar,
tales sennores son de servir e onrar
Pese a la "imposición" del patronazgo de Santiago tras la unificación de Castilla y León, los castellanos continuaron reclamando que San Millán era su patrono y así en tiempos de Enrique II de Castilla en 1373, la Universidad de Ciudad y Tierra de Ávila llegó a negarse a pagar el voto a Santiago y sus procuradores llevaron el asunto a las Cortes. Los castellanos pagaban el Voto a San Millán.
En el siglo XVII, al desarrollarse un amplio debate sobre patronos, San Millán volverá a ser reclamado como patrón de Castilla y por lo mismo copatrón de España junto a Santiago, patronazgo que se mantuvo en los misales hasta la reforma litúrgica del concilio Vaticano II.
En la batalla de Simancas, año 939, el rey Ramiro II de León, el conde Fernán González de Castilla y García Sánchez I de Pamplona del reino de Pamplona-Nájera se enfrentan al califa cordobés Abd al-Rahman III. Según la tradición, Santiago Apóstol acompaña a San Millán y ambos se aparecen en mitad del combate en defensa de los cristianos. San Millán fue elevado a patrono de castellanos y navarros comprometiéndose a pagar tributos; son los llamados "Votos de San Millán". Fernán González favorecerá enormemente al monasterio de San Millán con privilegios y donaciones.
Gonzalo de Berceo en su Vida de San Millán cuenta la promesa de los votos legendarios, de una parte Ramiro II de León a Santiago y de la otra, Fernán González a San Millán. Luego refiere la maravillosa aparición de ambos patronos en la batalla de Hacinas, en la que elogia la intervención a favor de los vasallos con estos versos:
non quisieron embalde la soldada levar
primero la quisieron merecer e sudar,
tales sennores son de servir e onrar
Pese a la "imposición" del patronazgo de Santiago tras la unificación de Castilla y León, los castellanos continuaron reclamando que San Millán era su patrono y así en tiempos de Enrique II de Castilla en 1373, la Universidad de Ciudad y Tierra de Ávila llegó a negarse a pagar el voto a Santiago y sus procuradores llevaron el asunto a las Cortes. Los castellanos pagaban el Voto a San Millán.
En el siglo XVII, al desarrollarse un amplio debate sobre patronos, San Millán volverá a ser reclamado como patrón de Castilla y por lo mismo copatrón de España junto a Santiago, patronazgo que se mantuvo en los misales hasta la reforma litúrgica del concilio Vaticano II.