Biografía
Se cree que realizó sus primeros estudios (gramática) en su pueblo natal. Luego aprendió artes liberales y filosofía, hasta la edad aproximada de 20 años, una parte en Aix-en-Provence, capital de la Provenza, y otra en Marsella. En esta última ciudad, su madre lo acercó al conocimiento y al amor de los pobres y desheredados. Lo hizo visitar también los hospitales y las cárceles.
Deseando hacer la carrera eclesiástica, y dado que su familia podía permitirse pagarle el viaje y los estudios en París, se trasladó allí para cursar los estudios teológicos en el Studium o escuela de la catedral, de donde surgió la famosa universidad de la Sorbona en 1206. París era el centro intelectual de Europa y Francia, la plataforma principal para organizar las cruzadas. Estudió y enseñó teología bajo la dirección del maestro italiano Guillermo Prevostino. Autores del siglo xiii llamaron a Juan «magister theologus» (maestro teólogo), lo cual alude al hecho de que, con el título académico correspondiente, durante algún tiempo fue también profesor de teología (años 1190-1193).
Estudiando teología en París, se consolidó su deseo, ya despuntado en su juventud, de entrar en alguna orden religiosa. Algunas circunstancias que influyeron en su vocación fueron el intenso ambiente religioso de la época (época de cristiandad), particularmente en Provenza; los estudios eclesiásticos en sí; la relación con los monjes de la abadía de San Víctor de París; el conocimiento directo de una sociedad esclavista y del acoso de los musulmanes a los países cristianos europeos.
La guerra santa de los musulmanes frente a las cruzadas de los cristianos daba origen a un intenso tráfico de esclavos. Los ataques de tropas musulmanas a países cristianos, sobre todo en las costas mediterráneas, dejaban como resultado miles y miles de cautivos en Palestina, norte de África, España, etc. En 1187 Saladino, «látigo de los cristianos», venció a las tropas cristianas en Hattin y tomó Jerusalén arrasando templos y monasterios (solo respetó el Santo Sepulcro). Esta catástrofe resonó con fuerza en París.
La caída de Jerusalén motivó la organización de la tercera cruzada (1189-1192), en la que participaron todos los monarcas del Sacro Romano Imperio, entre ellos, Felipe Augusto (Francia), Ricardo Corazón de León (Inglaterra) y Federico Barbarroja (Alemania). Por aquellos años se registró en España la invasión de 300.000 bereberes almohades, que suplantaron a los almorávides y amenazaron a ciudades importantes como Toledo (1195).
Se cree que realizó sus primeros estudios (gramática) en su pueblo natal. Luego aprendió artes liberales y filosofía, hasta la edad aproximada de 20 años, una parte en Aix-en-Provence, capital de la Provenza, y otra en Marsella. En esta última ciudad, su madre lo acercó al conocimiento y al amor de los pobres y desheredados. Lo hizo visitar también los hospitales y las cárceles.
Deseando hacer la carrera eclesiástica, y dado que su familia podía permitirse pagarle el viaje y los estudios en París, se trasladó allí para cursar los estudios teológicos en el Studium o escuela de la catedral, de donde surgió la famosa universidad de la Sorbona en 1206. París era el centro intelectual de Europa y Francia, la plataforma principal para organizar las cruzadas. Estudió y enseñó teología bajo la dirección del maestro italiano Guillermo Prevostino. Autores del siglo xiii llamaron a Juan «magister theologus» (maestro teólogo), lo cual alude al hecho de que, con el título académico correspondiente, durante algún tiempo fue también profesor de teología (años 1190-1193).
Estudiando teología en París, se consolidó su deseo, ya despuntado en su juventud, de entrar en alguna orden religiosa. Algunas circunstancias que influyeron en su vocación fueron el intenso ambiente religioso de la época (época de cristiandad), particularmente en Provenza; los estudios eclesiásticos en sí; la relación con los monjes de la abadía de San Víctor de París; el conocimiento directo de una sociedad esclavista y del acoso de los musulmanes a los países cristianos europeos.
La guerra santa de los musulmanes frente a las cruzadas de los cristianos daba origen a un intenso tráfico de esclavos. Los ataques de tropas musulmanas a países cristianos, sobre todo en las costas mediterráneas, dejaban como resultado miles y miles de cautivos en Palestina, norte de África, España, etc. En 1187 Saladino, «látigo de los cristianos», venció a las tropas cristianas en Hattin y tomó Jerusalén arrasando templos y monasterios (solo respetó el Santo Sepulcro). Esta catástrofe resonó con fuerza en París.
La caída de Jerusalén motivó la organización de la tercera cruzada (1189-1192), en la que participaron todos los monarcas del Sacro Romano Imperio, entre ellos, Felipe Augusto (Francia), Ricardo Corazón de León (Inglaterra) y Federico Barbarroja (Alemania). Por aquellos años se registró en España la invasión de 300.000 bereberes almohades, que suplantaron a los almorávides y amenazaron a ciudades importantes como Toledo (1195).