Origen de la advocación
La celebración de la expectación del parto de Nuestra Señora fue instituida por el X Concilio de Toledo, celebrado en 656; los padres conciliares dejaron expresado en el canon en que establecieron esta fiesta los motivos de su decisión.
Qua de re quoniam die qua invenitur angelns Virgini Verbi conccptum et nuntiasse verbis ct indidisse miraculis eadem festivitas non potest celebrari condigne, quum jnterdum quadragesimae dies vel Paschale festum. videtur incumbere in quibus nihil de saoctorum solemnitatibus, sicut ex antiquitate regulari cautum est convenit celebrari; ·quum etiam eL ipsum incarnationem Verbi non conveniat tunc celebritatibus praedicari, quando constat idipsum Verbum post mortem carnis gloria resurrectio nis attolli; adeo speciali constitutione sancitur ut ante octavum diem, quo natus est Dominus, Genitricis quoque ejus dies habeatur celeberrimus et praeclarus
porque el día en que se sabe que el Ángel anunció de palabra á la Virgen la Concepción del Verbo, y la indicó con milagros, no pueda ser celebrado dignamente cayendo como cae en cuaresma ó en la pascua, en cuyo tiempo no se celebran los natalicios de los santos […], según se estableció por· la: antigüedad de · la· regla: y no conviniendo que la misma Encamación del Verbo se celebre en la época en consta que el mismo Hijo de Dios después de la muerte de la ·carne subió á los cielos por la gracia de. la resurrección; se establece por especial constitución que se santifique ocho días antes del en que nació la fiesta más célebre y esclarecida de su Madre
Canon I, del X Concilio de Toledo
En ese mismo canon se había dejado constancia de la necesidad de mantener la unidad con las distintas iglesias por lo que respecta a los tiempos litúrgicos; esta misma razón lleva dejar constancia de que esta fiesta que ahora se instituye ya se vive en otras iglesias lejanas, y recalcando la importancia de la nueva fiesta establece que la solemnidad de la Madre del Señor se santifique en todas partes el 18 de diciembre, y la natividad del Hijo y Salvador nuestro el 25 del mismo mes.
La celebración de la expectación del parto de Nuestra Señora fue instituida por el X Concilio de Toledo, celebrado en 656; los padres conciliares dejaron expresado en el canon en que establecieron esta fiesta los motivos de su decisión.
Qua de re quoniam die qua invenitur angelns Virgini Verbi conccptum et nuntiasse verbis ct indidisse miraculis eadem festivitas non potest celebrari condigne, quum jnterdum quadragesimae dies vel Paschale festum. videtur incumbere in quibus nihil de saoctorum solemnitatibus, sicut ex antiquitate regulari cautum est convenit celebrari; ·quum etiam eL ipsum incarnationem Verbi non conveniat tunc celebritatibus praedicari, quando constat idipsum Verbum post mortem carnis gloria resurrectio nis attolli; adeo speciali constitutione sancitur ut ante octavum diem, quo natus est Dominus, Genitricis quoque ejus dies habeatur celeberrimus et praeclarus
porque el día en que se sabe que el Ángel anunció de palabra á la Virgen la Concepción del Verbo, y la indicó con milagros, no pueda ser celebrado dignamente cayendo como cae en cuaresma ó en la pascua, en cuyo tiempo no se celebran los natalicios de los santos […], según se estableció por· la: antigüedad de · la· regla: y no conviniendo que la misma Encamación del Verbo se celebre en la época en consta que el mismo Hijo de Dios después de la muerte de la ·carne subió á los cielos por la gracia de. la resurrección; se establece por especial constitución que se santifique ocho días antes del en que nació la fiesta más célebre y esclarecida de su Madre
Canon I, del X Concilio de Toledo
En ese mismo canon se había dejado constancia de la necesidad de mantener la unidad con las distintas iglesias por lo que respecta a los tiempos litúrgicos; esta misma razón lleva dejar constancia de que esta fiesta que ahora se instituye ya se vive en otras iglesias lejanas, y recalcando la importancia de la nueva fiesta establece que la solemnidad de la Madre del Señor se santifique en todas partes el 18 de diciembre, y la natividad del Hijo y Salvador nuestro el 25 del mismo mes.