Motivo del nombre
Del texto del concilio se deduce que la fiesta se instituyó con el nombre de Anunciación de Nuestra Señora. El X concilio de Toledo se celebró siendo arzobispo de esa sede San Eugenio, al que sucedió San Ildefonso, gran devoto de Nuestra Señora, dio orden de que esta fiesta se llamase de la Expectación del Parto. No obstante, pronto fue conocida como Nuestra Señora de la O, porque las vísperas del 18 de diciembre, se comienza el oficio del breviario con las palabras, O Sapientia... veni!, y en los días siguientes con expresiones que comienzan también con la exclamación, ¡Oh!, en latín: O Adonai!, O Enmanuel; esta circunstancia dio lugar que, en la catedral de Toledo, ese día una vez acabadas las vísperas, todos los canónigos que asistían al coro repetían a grandes voces, y sin orden ni concierto, O, O, O, para manifestar el deseo de que viniese el Redentor del mundo.
A este origen del título de la advocación, se ha unido en la mentalidad popular un detalle presente en algunas imágenes de la Virgen, en las que para expresar que está encinta, y la expectación del parto, muestran un círculo sobre el vientre de Nuestra Señora.
Por otra parte, la celebración de la expectación del parto, ha dado también lugar a otra advocación, Nuestra Señora de la Esperanza, que remite al estado de buena esperanza con el que se conoce también en español el estado de gravidez de una futura madre.
Del texto del concilio se deduce que la fiesta se instituyó con el nombre de Anunciación de Nuestra Señora. El X concilio de Toledo se celebró siendo arzobispo de esa sede San Eugenio, al que sucedió San Ildefonso, gran devoto de Nuestra Señora, dio orden de que esta fiesta se llamase de la Expectación del Parto. No obstante, pronto fue conocida como Nuestra Señora de la O, porque las vísperas del 18 de diciembre, se comienza el oficio del breviario con las palabras, O Sapientia... veni!, y en los días siguientes con expresiones que comienzan también con la exclamación, ¡Oh!, en latín: O Adonai!, O Enmanuel; esta circunstancia dio lugar que, en la catedral de Toledo, ese día una vez acabadas las vísperas, todos los canónigos que asistían al coro repetían a grandes voces, y sin orden ni concierto, O, O, O, para manifestar el deseo de que viniese el Redentor del mundo.
A este origen del título de la advocación, se ha unido en la mentalidad popular un detalle presente en algunas imágenes de la Virgen, en las que para expresar que está encinta, y la expectación del parto, muestran un círculo sobre el vientre de Nuestra Señora.
Por otra parte, la celebración de la expectación del parto, ha dado también lugar a otra advocación, Nuestra Señora de la Esperanza, que remite al estado de buena esperanza con el que se conoce también en español el estado de gravidez de una futura madre.