LOS SÍMBOLOS DE LA NAVIDAD
Los Santos Inocentes
Cuenta el evangelio según San Mateo que unos Magos de Oriente preguntaban en Jerusalén dónde había nacido el futuro rey de Israel para poder adorarlo. El rey Herodes, temeroso de que alguien pudiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país, les pidió a los Reyes Magos que cuando encontraran al Mesías volvieran para decirle dónde se encontraba.
Los magos recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén. Herodes, enfurecido, ordenó a sus soldados que mataran a todos los niños menores de dos años de la ciudad de Belén y alrededores. Y es en memoria de estas muertes sin sentido, que los cristianos celebran el día de los Santos Inocentes el 28 de diciembre.
Este mismo día es tomado en España, Latinoamérica y en diferentes países mediterráneos como la jornada tradicional para efectuar bromas a seres que como aquellos niños inocentes, sin saber ni entender, tuvieron que aceptar su destino.
En los países anglosajones se celebra el 1 de abril con el nombre de Fool's Day. Antiguamente, los pasteleros hacían tortas saladas y se clavaban monedas en el suelo. En la actualidad, lo más usual es recortar un monigote de papel y pegarlo en la espalda de un transeúnte, que lo lleva sin enterarse. Algunos también tiran petardos o hacen bromas de mal gusto y en la TV o los periódicos aparecen noticias falsas.
La Fiesta de los Inocentes tiene orígenes diversos y se ha ido moviendo bastante de fecha. En la Edad Media era la fiesta que celebraba el personal al servicio de las iglesias (sacristanes, campaneros, monaguillos...) el día de San Esteban, que era su patrón por ser el primer diácono.
En esta fiesta, que durante siglos se llamó Fiesta de asnos, se toleraban actos de lo más incompatible con la santidad de los templos. Se llegó al extremo de introducir en el coro un burro ante el cual cantaban la famosa prosa del asno. Tiempos y lugares hubo en que la propia jerarquía eclesiástica participaba de lleno, e incluso el sacerdote en vez del Ite missa est soltaba un rebuzno, y los fieles respondían con otro.
No hubo manera de poner coto a estos excesos, por más que se empeñaron las autoridades eclesiásticas, hasta que la reforma protestante sirvió de acicate para imponer más seriedad en las iglesias, de las que fue sacada esta fiesta. Todavía siguió coleando en algunos lugares en el siglo XVII (Provins) y hasta mediados del XVIII (Antibes). La Fiesta de locos, que se celebraba también principalmente en Francia el primer día del año, para honrar al asno en que cabalgó Jesús el domingo de Ramos para hacer su entrada triunfal en Jerusalén, fue también precursora de los Inocentes.
Los Santos Inocentes
Cuenta el evangelio según San Mateo que unos Magos de Oriente preguntaban en Jerusalén dónde había nacido el futuro rey de Israel para poder adorarlo. El rey Herodes, temeroso de que alguien pudiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país, les pidió a los Reyes Magos que cuando encontraran al Mesías volvieran para decirle dónde se encontraba.
Los magos recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén. Herodes, enfurecido, ordenó a sus soldados que mataran a todos los niños menores de dos años de la ciudad de Belén y alrededores. Y es en memoria de estas muertes sin sentido, que los cristianos celebran el día de los Santos Inocentes el 28 de diciembre.
Este mismo día es tomado en España, Latinoamérica y en diferentes países mediterráneos como la jornada tradicional para efectuar bromas a seres que como aquellos niños inocentes, sin saber ni entender, tuvieron que aceptar su destino.
En los países anglosajones se celebra el 1 de abril con el nombre de Fool's Day. Antiguamente, los pasteleros hacían tortas saladas y se clavaban monedas en el suelo. En la actualidad, lo más usual es recortar un monigote de papel y pegarlo en la espalda de un transeúnte, que lo lleva sin enterarse. Algunos también tiran petardos o hacen bromas de mal gusto y en la TV o los periódicos aparecen noticias falsas.
La Fiesta de los Inocentes tiene orígenes diversos y se ha ido moviendo bastante de fecha. En la Edad Media era la fiesta que celebraba el personal al servicio de las iglesias (sacristanes, campaneros, monaguillos...) el día de San Esteban, que era su patrón por ser el primer diácono.
En esta fiesta, que durante siglos se llamó Fiesta de asnos, se toleraban actos de lo más incompatible con la santidad de los templos. Se llegó al extremo de introducir en el coro un burro ante el cual cantaban la famosa prosa del asno. Tiempos y lugares hubo en que la propia jerarquía eclesiástica participaba de lleno, e incluso el sacerdote en vez del Ite missa est soltaba un rebuzno, y los fieles respondían con otro.
No hubo manera de poner coto a estos excesos, por más que se empeñaron las autoridades eclesiásticas, hasta que la reforma protestante sirvió de acicate para imponer más seriedad en las iglesias, de las que fue sacada esta fiesta. Todavía siguió coleando en algunos lugares en el siglo XVII (Provins) y hasta mediados del XVIII (Antibes). La Fiesta de locos, que se celebraba también principalmente en Francia el primer día del año, para honrar al asno en que cabalgó Jesús el domingo de Ramos para hacer su entrada triunfal en Jerusalén, fue también precursora de los Inocentes.