LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS
TEMAS DEL DIA EN EL ALMANAQUE
El Almanaque es un medio abierto a todas las opiniones. La opinión de los artículos es responsabilidad de sus autores
Buscador temático del Almanaque - EL ALMANAQUE dedica sus afanes a poner a tu alcance UNA PALABRA CADA DÍA. Por Mariano Arnal
EL NOMBRE DE LAS COSAS NOMINA RERUM ETIMOLOGIAS - ORIGEN DE LAS PALABRAS
LÉXICO: MEDICINA - EDUCACIÓN - RELIGIÓN - DERECHO-POLÍTICA - AMOR Y SEXO - ECOLOGÍA
HALLOWEEN - TODOS LOS SANTOS - DÍA DE DIFUNTOS https://www. elalmanaque. com/fiestas
LA SEMANA
“Los sacerdotes ejercitaban a los niños en el estudio de la aritmética y la geometría, pues las inundaciones anuales del Nilo, al cubrirlo y arrasarlo todo, eran fuente de numerosos conflictos de lindes entre los vecinos, y esos conflictos sólo se podían resolver mediante la geometría. La aritmética la enseñaban porque era muy útil para el estudio de la astrología, que cultivaban los egipcios igual que otros pueblos mediante la observación minuciosa de las leyes del movimiento de los astros a lo largo de un número increíble y continuado de años, puesto que cultivaban esta ciencia desde la más remota anigüedad. Fue así como pudieron describir minuciosamente los movimientos, el curso y la situación de los planetas, y las influencias buenas o malas de cada uno de ellos en el nacimiento de los hombres; y esto les permite hacer a menudo predicciones sobre los acontecimientos de su vida.”
Así nos explica Diodoro de Sicilia el empeño que pusieron los sacerdotes en transmitir a toda la población su convicción de que los astros presiden nuestras vidas. Y consiguieron imponer su fe astrológica hasta el día de hoy, de la que es una huella el que nombremos cada uno de los días de la semana con el nombre de un astro-dios. Para Dión Casio (el mejor historiador del siglo III y del fin del imperio romano) fueron los egipcios los que instituyeron la semana.
Pero no todos están de acuerdo con él. Unos arguyen que fueron los caldeos y los babilonios quienes introdujeron las divisiones septenarias del tiempo, pero sin crear la semana propiamente dicha, puesto que ni la relacionaron con las fases de la luna ni le dieron periodicidad fija semanal. Los más sostienen que no pudieron ser los egipcios los introductores de la semana, puesto que al igual que Roma tenían un sistema de décadas (rotación de tres períodos de diez días –calendas, nonas e idus para los romanos-, viniendo a constituirse luego un mes con cada rotación completa).
Pero la tesis de Dión Casio tiene mucha fuerza objetiva: con ella se explica la incongruente ordenación de los días de la semana, inexplicable en astrónomos tan experimentados como los egipcios. Lo propio sería, en efecto, que los días de la semana estuvieran ordenados según la duración de las revoluciones del astro al que está dedicado cada día; y sin embargo el orden que nos ofrece la semana tiene una apariencia totalmente arbitraria. Los que tal sostienen, explican que el orden astronómico debería ser: 1, Luna (lunes); 2, Mercurio (miércoles); 3, Venus (viernes); 4, Sol (día del Sol, día del Señor, domingo); 5, Marte (martes); 6, Júpiter (jueves); y 7, Saturno (sábado). Y es precisamente Dión Casio quien nos da la clave al explicarnos que los egipcios dividieron el día en cuatro partes, cada una de las cuales estaba consagrada a un planeta; y que figuró como nombre del día, el del planeta al que estaba consagrada la primera de sus cuatro partes.
Para comprobar el resultado de este aserto nos colocamos en el lunes, inicio de la semana según esta tesis. La primera parte del día estaría consagrada a la Luna, la segunda a Mercurio, la tercera a Venus, y la cuarta al Sol. El segundo día de la semana lo inicia, siguiendo el turno, Marte; le seguirán Júpiter, Saturno y la Luna, con lo que el tercer día de la semana estará presidido en su primer cuarto por Mercurio, y ese será su nombre, día de Mercurio. Y así sucesivamente, de tal manera que los nombres de los días de la semana van coincidiendo exactamente con el orden astronómico.
El caso es que los romanos se pasaron del sistema de décadas al de semanas. Pero aún hay más: resulta que si se aplica el mismo orden de rotación de los astros a cada una de las 24 horas del día, el resultado será el mismo: la primera hora del día corresponderá al planeta que le da nombre. De donde resulta que no sólo cada mes (las 12 constelaciones definen las coordenadas espacio tiempo), sino incluso cada día y cada cuarto de día, y aun cada una de sus horas están presididos y gobernados por los astros-dioses.
Hasta aquí nos trae la meditación sobre el posible origen egipcio de la semana. Queda por recorrer el tratamiento que de ella hicieron los romanos, los judíos y la iglesia.
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“Los sacerdotes ejercitaban a los niños en el estudio de la aritmética y la geometría, pues las inundaciones anuales del Nilo, al cubrirlo y arrasarlo todo, eran fuente de numerosos conflictos de lindes entre los vecinos, y esos conflictos sólo se podían resolver mediante la geometría. La aritmética la enseñaban porque era muy útil para el estudio de la astrología, que cultivaban los egipcios igual que otros pueblos mediante la observación minuciosa de las leyes del movimiento de los astros a lo largo de un número increíble y continuado de años, puesto que cultivaban esta ciencia desde la más remota anigüedad. Fue así como pudieron describir minuciosamente los movimientos, el curso y la situación de los planetas, y las influencias buenas o malas de cada uno de ellos en el nacimiento de los hombres; y esto les permite hacer a menudo predicciones sobre los acontecimientos de su vida.”
Así nos explica Diodoro de Sicilia el empeño que pusieron los sacerdotes en transmitir a toda la población su convicción de que los astros presiden nuestras vidas. Y consiguieron imponer su fe astrológica hasta el día de hoy, de la que es una huella el que nombremos cada uno de los días de la semana con el nombre de un astro-dios. Para Dión Casio (el mejor historiador del siglo III y del fin del imperio romano) fueron los egipcios los que instituyeron la semana.
Pero no todos están de acuerdo con él. Unos arguyen que fueron los caldeos y los babilonios quienes introdujeron las divisiones septenarias del tiempo, pero sin crear la semana propiamente dicha, puesto que ni la relacionaron con las fases de la luna ni le dieron periodicidad fija semanal. Los más sostienen que no pudieron ser los egipcios los introductores de la semana, puesto que al igual que Roma tenían un sistema de décadas (rotación de tres períodos de diez días –calendas, nonas e idus para los romanos-, viniendo a constituirse luego un mes con cada rotación completa).
Pero la tesis de Dión Casio tiene mucha fuerza objetiva: con ella se explica la incongruente ordenación de los días de la semana, inexplicable en astrónomos tan experimentados como los egipcios. Lo propio sería, en efecto, que los días de la semana estuvieran ordenados según la duración de las revoluciones del astro al que está dedicado cada día; y sin embargo el orden que nos ofrece la semana tiene una apariencia totalmente arbitraria. Los que tal sostienen, explican que el orden astronómico debería ser: 1, Luna (lunes); 2, Mercurio (miércoles); 3, Venus (viernes); 4, Sol (día del Sol, día del Señor, domingo); 5, Marte (martes); 6, Júpiter (jueves); y 7, Saturno (sábado). Y es precisamente Dión Casio quien nos da la clave al explicarnos que los egipcios dividieron el día en cuatro partes, cada una de las cuales estaba consagrada a un planeta; y que figuró como nombre del día, el del planeta al que estaba consagrada la primera de sus cuatro partes.
Para comprobar el resultado de este aserto nos colocamos en el lunes, inicio de la semana según esta tesis. La primera parte del día estaría consagrada a la Luna, la segunda a Mercurio, la tercera a Venus, y la cuarta al Sol. El segundo día de la semana lo inicia, siguiendo el turno, Marte; le seguirán Júpiter, Saturno y la Luna, con lo que el tercer día de la semana estará presidido en su primer cuarto por Mercurio, y ese será su nombre, día de Mercurio. Y así sucesivamente, de tal manera que los nombres de los días de la semana van coincidiendo exactamente con el orden astronómico.
El caso es que los romanos se pasaron del sistema de décadas al de semanas. Pero aún hay más: resulta que si se aplica el mismo orden de rotación de los astros a cada una de las 24 horas del día, el resultado será el mismo: la primera hora del día corresponderá al planeta que le da nombre. De donde resulta que no sólo cada mes (las 12 constelaciones definen las coordenadas espacio tiempo), sino incluso cada día y cada cuarto de día, y aun cada una de sus horas están presididos y gobernados por los astros-dioses.
Hasta aquí nos trae la meditación sobre el posible origen egipcio de la semana. Queda por recorrer el tratamiento que de ella hicieron los romanos, los judíos y la iglesia.