Arrianismo en Hispania y vuelta del catolicismo
En el 325, el obispo Osio de Córdoba fue convocado por el emperador Constantino al primer concilio ecuménico en Nicea para condenar las doctrinas de Arrio (Jesucristo siervo de Dios).
Los Visigodos, también arrianos, contribuyeron a extender la herejía por la península. Pese a que sólo el 5% de la población la practicaba, hicieron del arrianismo la religión oficial del estado.
Tras esto, los clérigos católicos se refugiaron en los ámbitos rurales.
A comienzos del siglo VI, el rey visigodo Leovigildo contrajo matrimonio con Teodosia, la hermana de Isidoro de Sevilla. Isidoro intentó reconciliar a los Visigodos con los "hispano-romanos" y se muestra de acuerdo con el Símbolo niceno en lo que concierne a la naturaleza de Cristo. Uno de sus hijos casó con una nieta cristiana de Clodoveo. El otro, Recaredo, se convirtió al cristianismo en el 587 y abjura oficialmente del arrianismo en el concilio de Toledo (589), arrastrando con él a la reina, la corte y a los obispos visigodos herejes.
El arzobispo de Toledo queda como primado de Hispania, y la Iglesia es sostenida por los soberanos. Estos nombran a los obispos que, a cambio, ejercen un control sobre la administración real.
Pero los visigodos deben hacer frente a epidemias, hambres, incursiones de francos. Las guerras de sucesión devastan el país. Un aspirante al trono de Toledo, Agila II, refugiado en Ceuta (Mauritania en la antigüedad), para garantizarse la victoria sobre su enemigo Rodrigo, pide la ayuda de tropas de el Magreb. Así pues, en 711, Táriq ibn Ziyad cruza el estrecho cuyo nombre en adelante se asocia al suyo.
En el 325, el obispo Osio de Córdoba fue convocado por el emperador Constantino al primer concilio ecuménico en Nicea para condenar las doctrinas de Arrio (Jesucristo siervo de Dios).
Los Visigodos, también arrianos, contribuyeron a extender la herejía por la península. Pese a que sólo el 5% de la población la practicaba, hicieron del arrianismo la religión oficial del estado.
Tras esto, los clérigos católicos se refugiaron en los ámbitos rurales.
A comienzos del siglo VI, el rey visigodo Leovigildo contrajo matrimonio con Teodosia, la hermana de Isidoro de Sevilla. Isidoro intentó reconciliar a los Visigodos con los "hispano-romanos" y se muestra de acuerdo con el Símbolo niceno en lo que concierne a la naturaleza de Cristo. Uno de sus hijos casó con una nieta cristiana de Clodoveo. El otro, Recaredo, se convirtió al cristianismo en el 587 y abjura oficialmente del arrianismo en el concilio de Toledo (589), arrastrando con él a la reina, la corte y a los obispos visigodos herejes.
El arzobispo de Toledo queda como primado de Hispania, y la Iglesia es sostenida por los soberanos. Estos nombran a los obispos que, a cambio, ejercen un control sobre la administración real.
Pero los visigodos deben hacer frente a epidemias, hambres, incursiones de francos. Las guerras de sucesión devastan el país. Un aspirante al trono de Toledo, Agila II, refugiado en Ceuta (Mauritania en la antigüedad), para garantizarse la victoria sobre su enemigo Rodrigo, pide la ayuda de tropas de el Magreb. Así pues, en 711, Táriq ibn Ziyad cruza el estrecho cuyo nombre en adelante se asocia al suyo.