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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN...

LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS

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LAS COSAS Y SUS NOMBRES - ORIGEN DE LA PALABRA

LOS FERVORES DEL CARNAVAL

Hay un hilo conductor que une el mes de febrero (en latín februarius) con los Carnavales, con la Cuaresma y con los ritos de purificación. Y nada tendría de extraño que la fiebre también tuviera que ver con febrero, mes que a pesar del frío es de gran efervescencia.

Los carnavales, ¡mira por dónde! son un residuo de los tremendos esfuerzos que hizo la humanidad por convertir la higiene en un hábito. El primer paso fue convertirla en rito. Que los desfiles de las carrozas carnavalescas (el carrus navaleque convive en armonía con el carne vale, adiós carne) son herederas de las procesiones que hacían los dioses romanos en sus carrozas alegradas por los danzantes que iban sobre ellas, honrando al tiempo que inspeccionando los campos y los corrales resplandecientes después de la limpieza a fondo que se hacía una vez al año, precisamente en el mes de la limpieza, en febrero.

La Cuaresma (los carnavales son su preludio pagano) y el Ramadán empiezan ambos con la febril limpieza de la casa. Nos lo recuerda el Arcipreste de Hita, y nos quedan hartos ejemplos de símbolos de esa limpieza en las costumbres carnavaleras de muchos pueblos. La coincidencia en el ayuno y la limpieza con la cultura árabe, es resultado del largo contacto de ambas culturas sobre todo en España. Estamos de cualquier manera en ritos que pretenden imponer de forma festiva la higiene y la limpieza; que ha costado muchos siglos llegar a los niveles de que gozamos actualmente. La humanidad tuvo que sufrir cantidad enorme de pestes y otras epidemias causadas sobre todo por los bajísimos niveles higiénicos.

Pero si llamativo es el gran esfuerzo realizado por la humanidad para avanzar en estas virtudes de limpieza externa tan necesarias para satisfacer la primera de las necesidades, la salud, y de paso avanzar en la calidad de vida; más llamativo es aún el empeño por llevar esa purificación cuerpo adentro y hasta el fondo del espíritu mediante el ayuno. Es sorprendente sin embargo que mientras manifestamos un encomiable respeto por el Ramadán y podamos incluso presumir de tener del mismo un cierto conocimiento de causa, nos dé en cambio por lucir un desprecio manifiesto por la Cuaresma y por presumir de la más absoluta ignorancia respecto a la misma. Son fenómenos que trae consigo nuestro nivel de ilustración.

El ayuno es, según los fundamentos de todas las religiones, una pieza más del complejo de actividades y actitudes de purificación, uno más de los ritos de penitencia, llamada en griego metanohsiV (metanóesis), cambio de mente. Es que hasta las filosofías laicas entendieron que las tripas delgadas son el mejor medio para adelgazar el espíritu y afinar el pensamiento. Y para obtener los grandes objetivos culturales, los indispensables cambios de mentalidad y de actitud (que son el objetivo último de toda penitencia y de todo sistema penitenciario), los ayunos y las privaciones ayudan mucho más que una vida regalada. No le estaba nada mal a un objetivo tan importante, un pórtico como el carnaval.

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Mariano Arnal Buscador temático del Almanaque