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LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS

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EL NOMBRE DE LAS COSAS NOMINA RERUM ETIMOLOGIAS - ORIGEN DE LAS PALABRAS

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LAS COSAS Y SUS NOMBRES - ORIGEN DE LA PALABRA

CUARESMA

Queda dicho que Cuaresma, reducción del latín Quadragésima, hace referencia al número 40. Y más concretamente 40 días de ayuno. Pero ¿cómo se hace la cuenta? En la liturgia, la Cuaresma consta de cuatro Domingos de Cuaresma con sus respectivas semanas; un Domingo de Pasión, con su respectiva semana; y la Semana Santa. Dan un total de 6 semanas, que suman 36 días.

Faltaban por tanto 4 días para completar la cuarentena; así que se ganaron esos días adelantando su inicio al miércoles de ceniza, que antes de llamarse Feria Quarta Cínerum (su nombre latino actual), se llamó Initium Quadragésimae (Inicio de la Cuaresma), y también Feria Quarta in cápite ieiúnii (Miércoles del comienzo del ayuno). El miércoles, jueves, viernes y sábado de la semana siguiente (la primera semana de cuaresma) se celebran las témporas de cuaresma. Es la superposición de dos épocas de ayuno. Las témporas son sin duda la celebración más antigua, dicen que heredada de los romanos, que preparaban con tres días de ayuno la entrada en cada estación (tempus; plural, témpora). Se trata, pues, de instituciones que tardaron muchos siglos en tomar forma. Los tres días de ayuno de las témporas, fueron muy anteriores a la institución de la cuaresma.

La Didascalia Apostólica, en la que se recogen las primitivas normas y costumbres de la iglesia, refiriéndose a la semana de ayuno con que se preparaba la Pascua, establece: “Durante los días de la Pascua ayunaréis, y no comeréis más que pan, sal y agua a las nueve; y esto desde el lunes al jueves. El viernes y el sábado, el ayuno será completo y no tomaréis nada”. Los testimonios más antiguos sobre el ayuno de preparación de la Pascua son de finales del siglo II, y muestran un mosaico muy variado: desde la reducción de éste al Viernes Santo, hasta la semana completa; costumbre ésta del ayuno semanal, imitada de los judíos, que tenían una gran tradición en esta práctica, y gran fe en ella.

Para entender la evolución de estas prácticas hacia la institución de la Cuaresma, es preciso encuadrarlas en la celebración del Bautismo de los catecúmenos, que se celebraba durante la Vigilia Pascual, es decir en la celebración del Sábado Santo. El catecumenado requería no sólo la preparación del alma para recibir el sacramento, en la que se inscribiría el ayuno, sino también el conocimiento de la doctrina, que requería mucho más tiempo que tan sólo una semana.

Hemos de recordar que mientras no tuvo el cristianismo una implantación uniforme en las respectivas sociedades, la institución del catecumenado formaba parte esencial de la liturgia y de la vida de la iglesia. Era la iniciación de los nuevos adeptos, y como tal tendía a formas especialmente fervorosas y extremadas. Los catecúmenos tuvieron un papel muy importante en la evolución de las prácticas religiosas; fueron ellos los que una vez instituida la Cuaresma para ampliar la catequesis, extendieron a ella el ayuno de preparación para la Pascua, quién sabe si secundados o instigados por los fieles, y más excepcionalmente por el clero, que en esto al menos, fue siempre a remolque. Cuando desaparecieron los catecúmenos, porque ya estaba concluida la cristianización en los respectivos territorios, fueron los legos quienes ocuparon el lugar de éstos.

Las especiales características de la Edad Media, a cuya imagen y semejanza se fraguó la Cuaresma, dieron como resultado un predominio de los días de duelo y celebraciones por la Pasión y Muerte de Cristo, que dejaron en la sombra las celebraciones y los días de alegría por su Resurrección. Es evidente que no era sostenible a largo plazo tanto rigor, por lo que se redujo éste empezando por los domingos, que quedaron exentos del ayuno ya muy al principio, con lo cual ya no llegaba la cuenta a cuarenta, hasta llegar a la actual formulación, que reduce a sólo los viernes del tiempo cuaresmal los ayunos y abstinencias. Iniciándola con los Carnavales, para que entrase más suave.