ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Frailes mínimos...

Frailes mínimos

En 1435 dos jóvenes le pidieron ser discípulos suyos y él accedió. Para acomodarlos hizo construir un monasterio con tres celdas y una capilla. En 1436 él y sus dos seguidores comenzaron con el movimiento de los Eremitas de San Francisco de Asís, que posteriormente se llamaría Orden Mínima. Ese nombre hace referencia a que son "los últimos de todos los feligreses". La humildad pasó a ser lo principal de este grupo y de la vida de Francisco. Además de los votos de pobreza, castidad y obediencia, la abstinencia de carne y otros productos de origen animal, como leche y huevos, se convirtió en el "cuarto voto".​ Francisco siguió siempre esta dieta, que muchos católicos habían dejado de practicar en el siglo XV. Las normas de vida adoptadas por Francisco y sus religiosos eran de una gran severidad. Él sentía que la penitencia heroica era necesaria para el crecimiento espiritual.

El número de discípulos creció y, hacia 1454, con el permiso de Pirro Caracciolo, arzobispo de Cosenza, Francisco construyó un monasterio con una iglesia. La construcción de este monasterio generó una gran ilusión y devoción de muchas personas hacia Francisco: incluso los nobles proporcionaron piedras y participaron en los trabajos. La devoción aumentó por los muchos milagros que obraba este santo entre los que rezaban con peticiones.​ Por la gran afluencia de devotos, el monasterio fue ampliado entre 1469 y 1474.

La fama de santidad de Francisco se difundió rápidamente. En 1467 el papa Pablo II mandó a Paula a un emisario para conocer a la congregación. Este fue Baltasar de Spigno (también nombrado como Baldassarre de Gutrossis), jurisconsulto. Al principio le reprochó su austero modo de vida, alegando que era propio de personas rústicas pero no de otro tipo de gentes, como los nobles. Finalmente, aceptó su modo de vida y ese año el papa les concedió indulgencias para que pudieran comprar enseres y conservar sus edificios.​

En 1470 Baltasar se unió y se dirigió al arzobispo Caracciolo para que aprobase oficialmente la congregación. El arzobispo acogió favorablemente la petición y el 30 de noviembre de 1470 promulgó la constitución Decet nos, donde el arzobispo renunció a la autoridad sobre la congregación y la puso bajo la autoridad de la Santa Sede.​

Posteriormente, fray Baltasar se dirigió al pontífice para el reconocimiento por la Santa Sede. Sixto IV en la bula Sedes apostolica del 17 de mayo de 1474 reconoció a la Congregación de Ermitaños de San Francisco de Asís en el Territorio de Padua, en la que los miembros optaban por vivir de modo cuaresmal de forma permanente. El documento les concedió los mismos derechos que a los frailes mendicantes y se nombró a Francisco su superior perpetuo. El documento les facultaba para escribir una regla para su comunidad y para asumir el título de Ermitaños de San Francisco. Esta regla fue aprobada formalmente por el papa Alejandro VI, quien, sin embargo, cambió su título por el de Mínimos.​

Francisco fue invitado a fundar nuevas comunidades en Calabria. En 1472 adquirió unos terrenos para la construcción de un monasterio en Paterno Cálabro. Luego fundó los monasterios de Spezzano della Sila (1474), Corigliano Calabro (1476) y Crotona, quedando este último a cargo de fray Paolo Rendacio. En marzo de 1464 Francisco partió de Paterno Calabro hacia Milazzo, en la isla de Sicilia, para fundar otro monasterio. En abril de ese año ocurrió el milagro del estrecho de Mesina: el religioso, con dos de sus discípulos, quiso tomar una barca para cruzar el estrecho pero el barquero le rechazó porque no tenía dinero, por lo que puso su manto sobre el mar y los tres cruzaron el estrecho sobre él. Por esto, Pío XII lo nombró patrón de la gente de mar de Italia el 27 de marzo de 1943.​

Francisco también predicaba sobre la conversión. A una persona a la que se le había curado una mano paralizada le dijo "Ve, barre tu casa, es decir, la conciencia, y se un buen cristiano".​ Se le atribuyen muchas sanaciones de enfermos (entre ellos cojos, sordos, mudos, ciegos y leprosos) e incluso la resurrección de personas consideradas muertas. En sus milagros de sanación, a veces utilizaba hierbas.