Gitanos en España
Artículo principal: Historia del pueblo gitano en España
Llegada a España
Los primeros documentos de la entrada de los gitanos en la península ibérica datan del siglo XV, 12 de enero de 1425. Las relaciones entre la población local y los gitanos fueron en general buenas durante el siglo XV. Sin embargo, a partir de 1469, con la llegada de los Reyes Católicos al trono, la situación cambió del todo, presumiblemente a causa de la búsqueda de la homogeneidad cultural en España. Las autoridades dieron a los gitanos un plazo de dos meses para que tomaran un domicilio fijo, adoptaran un oficio y abandonasen su forma de vestir, sus costumbres y su idioma, bajo pena de expulsión o esclavitud. Se buscaba la unificación de los súbditos en toda la Península, siendo el ideal al alcanzar la centralización del poder político, la existencia de una única religión, una única lengua, una única cultura y, por consiguiente, una única manera de ser. De tal manera, las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendente a separar a los «gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza», vaticinando la política de las prácticas de esterilización que seguirían otros monarcas europeos de la Edad Moderna. Antes, en la Navidad de 1571/1572, se produjo una primera redada contra gitanos varones y, posteriormente, aunque se desechó en 1611 la idea de expulsar a los gitanos de los territorios peninsulares de la corona, en 1633 se promulgó una nueva pragmática, por la que se negó a los gitanos el carácter de nación y se prohibió incluso el uso del término gitano en el reino. Poco después, en 1639, se volvió a organizar una nueva redada de gitanos varones con el fin de destinarlos a galeras para hacer frente a la campaña de Cataluña.
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Llegada a España
Los primeros documentos de la entrada de los gitanos en la península ibérica datan del siglo XV, 12 de enero de 1425. Las relaciones entre la población local y los gitanos fueron en general buenas durante el siglo XV. Sin embargo, a partir de 1469, con la llegada de los Reyes Católicos al trono, la situación cambió del todo, presumiblemente a causa de la búsqueda de la homogeneidad cultural en España. Las autoridades dieron a los gitanos un plazo de dos meses para que tomaran un domicilio fijo, adoptaran un oficio y abandonasen su forma de vestir, sus costumbres y su idioma, bajo pena de expulsión o esclavitud. Se buscaba la unificación de los súbditos en toda la Península, siendo el ideal al alcanzar la centralización del poder político, la existencia de una única religión, una única lengua, una única cultura y, por consiguiente, una única manera de ser. De tal manera, las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendente a separar a los «gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza», vaticinando la política de las prácticas de esterilización que seguirían otros monarcas europeos de la Edad Moderna. Antes, en la Navidad de 1571/1572, se produjo una primera redada contra gitanos varones y, posteriormente, aunque se desechó en 1611 la idea de expulsar a los gitanos de los territorios peninsulares de la corona, en 1633 se promulgó una nueva pragmática, por la que se negó a los gitanos el carácter de nación y se prohibió incluso el uso del término gitano en el reino. Poco después, en 1639, se volvió a organizar una nueva redada de gitanos varones con el fin de destinarlos a galeras para hacer frente a la campaña de Cataluña.