ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Brasil...

Brasil

Existen actualmente en América Latina cerca de un millón y medio de gitanos, y más de ochocientos mil viven en Brasil. Muchos ocultan su origen, y otros prefieren afirmar de forma romántica que “mientras haya una estrella en el cielo, habrá gitanos en el mundo”. Ese ocultarse viene de los prejuicios que ha habido contra este pueblo a lo largo de la historia y en los más diversos países.

El primer gitano que llegó a Brasil fue Joao Torres, en 1574, quien había sido expulsado de Portugal. A este le seguirían muchos otros, y a todos les acompañaba el estigma de la persecución de que habían sido objeto en toda Europa. En Brasil se sucederían edictos, leyes y decretos que buscaban controlar a los gitanos: reglamentación profesional, de morada, prohibición del uso de sus trajes típicos y del uso del romanó-kaló; la vieja prohibición de ser gitano.

Durante los siglos XVI y XVII los gitanos fueron extendiéndose por todo Brasil, principalmente por los estados de Río de Janeiro, São Paulo, Bahía, Minas Gerais y Pernambuco. A partir de 1808, con la llegada de la familia real portuguesa, hubo una gran leva de gitanos, que en la corte de Joao VI en Río de Janeiro ejercían como artistas para el entretenimiento de las fiestas del rey, herreros y merinos (oficiales de justicia). Así pues, los gitanos fueron los primeros oficiales de justicia del país, y muchos del grupo Kalón aún ejercen hoy esa profesión en el Forum de la ciudad de Río de Janeiro.

Hasta entonces sólo llegaban a Brasil gitanos venidos de Portugal y, más raramente, de España (los Kalóns). A partir de 1882, con la independencia de Brasil, llegarían los Rom (no ibéricos). La división por grupos que mejor refleja la realidad de la presencia de los gitanos en Brasil es la siguiente:

1. Rom: - Kalderash: Es el subgrupo más prestigioso de Brasil. Son caldereros y algunos logran ascender económica y profesionalmente.

● Khorakhane: Originarios de Grecia y Turquía.

● Macwaia: Los que más niegan su origen Gitano entre los Gitanos de Brasil.

● Rudari: Provenientes principalmente de Rumania.

● Lovara: Están en franco retroceso en Brasil, y se autodefinen como emigrantes italianos.

2. Kaló: - Gitanos ibéricos: en Río de Janeiro y São Paulo se identifican como emigrantes portugueses y españoles y en su mayoría son comerciantes, taxistas y, unos pocos, universitarios.

La situación de los gitanos en Brasil es la misma que en otros países del mundo: prejuicios de los gadye (payos), que comportan a veces pérdidas sucesivas de sus rasgos culturales. Juscelino Kubitscheck de Olivera, uno de los más importantes presidentes del país (1956-1960), nunca delató su origen gitano.

Los nómadas son minoría en Brasil y se encuentran bastante marginados. Son los que más sufren los prejuicios de la población local donde acampan, pues sus barracas, caballos y trajes les identifican de inmediato como gitanos. Los hombres viven del comercio de caballos y, a veces, del de automóviles viejos, del arreglo de utensilios de cocina y de la artesanía del cobre. Las mujeres viven de la quiromancia: van por las calles ofreciendo su lectura de las líneas de la mano. El brasileño es un pueblo extremadamente místico, debido a la fuerte presencia en su estructura social de afrodescendientes e indígenas, pueblos que cultivan estas prácticas milenarias. Es por esta vía por donde los gitanos encuentran con cierta facilidad la forma de penetrar en la sociedad brasileña.

Muchos de los gitanos que actualmente habitan el territorio brasileño conservan muchas de las tradiciones «romaníes» como la adivinación de la suerte y la vida nómada, al igual que las celebraciones de rituales particulares como las bodas endogámicas o la conmemoración de ciertas festividades.

Lamentablemente la persecución contra el pueblo gitano ha desembocado en que muchas de las prácticas culturales se hayan extinguido, ocultado o modificado para poder sobrevivir en un país que los ha excluido étnica y culturalmente.​

Los carnavales muy comunes a lo largo y ancho de todo el territorio brasileño son de los pocos espacios en los que el pueblo romaní aún puede expresar sus tradiciones culturales, siendo un momento en que pueden practicar sus bailes y rituales tradicionales, participando activamente en las ferias con la lectura del tarot, celebrando actos simbólicos tradicionales como bodas gitanas y en otros casos menos comunes se han adaptado a la cultura carioca carnavalesca aportando sus propios matices, como es el caso de la denominada «boda del carnaval» en la que un niño de sexo masculino es disfrazado de novia y se simula pintorescamente una boda gitana o la famosa «danza romaní» en donde las mujeres del pueblo desfilan durante los actos de carnaval bailando con sus tradicionales atuendos gitanos.