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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Teología natural...

Teología natural

Anselmo presenta argumentos a posteriori a favor de la existencia de Dios mucho más sistemáticos en comparación a los de san Agustín, que ocupan también los atributos divinos de Dios (inmutabilidad, eternidad, etc).5​

Una de sus preocupaciones principales fue la comprensión de aquello que la fe le proponía, por eso, en sus dos obras principales intenta demostrar la existencia de Dios. En el Monologio (1076) expuso diversos argumentos a posteriori, es decir, de los efectos a la causa, de las criaturas a Dios. La prueba tiene tres vías o momentos que, siendo fieles a Anselmo, no deberían confundirse como si tratase de tres pruebas diferentes. La primera vía se funda en la comunicación que con el Bien Supremo tienen las criaturas. Inspirada en la teoría platónica supone que todas las cosas en las que distinguimos el atributo de bondad participan de una única fuente de esa perfección; porque, siguiendo la misma lógica, si hubiera varias fuentes se requeriría de otra que les participase la bondad y, suponer esto, exigiría un remontarse al infinito de fuentes por lo que no existiría, en realidad, la perfección de la que se hablase, en este caso, la bondad. Por ello, se concluye la existencia de la Fuente Suprema de la Bondad, es decir Dios. El mismo esquema mental debe seguirse en otro tipo de perfecciones "las cuales son mejor tenerlas que no tenerlas". De entre ellas, escoge la grandeza o vía de la participación en el ser soberano, y la existencia o vía del ser, en las cuales se siguen aplicando los grados de perfección.

Para quien se enfrenta por primera vez a este autor, pudiera parecer un sin sentido el hecho de que se comience a demostrar el origen supremo de la bondad, en vez de empezar a hacerlo por el origen del ser. Pero, para el pensamiento de Anselmo esto era imprescindible, pues, dentro de la propuesta platónica, en la que, en última instancia hunde sus raíces la filosofía anselmiana, la bondad es la idea suprema. En otras palabras, todo cuanto existe, surge como una participación de la bondad.

A partir de esta fuente suprema y primigenia de bondad, grandeza y ser, se concatenan una serie de razonamientos que describen poco a poco la naturaleza y atributos divinos, guiando a la conclusión de que Dios no puede carecer de alguna perfección, porque si no sería Dios.

Nuevamente, una petición de sus hermanos, le otorga a Anselmo la oportunidad de cerrar el ciclo abierto en el Monologio. Aunque había satisfecho el reclamo de que toda esta disquisición se hiciera sin recurso a los datos de la fe, el texto resultó demasiado complicado para las mentes de los monjes del monasterio de Bec. Por ello le piden una nueva prueba de la existencia de Dios más sencilla. Lo cual desembocó en la composición del Proslogio (1078).

En el capítulo II formuló otro argumento (esta vez a priori), el cual es conocido desde Kant como Argumento ontológico. Si en el Monologio se había elevado de las criaturas a Dios, en el Proslogio desciende de Dios a las criaturas. Esta intención se muestra incluso en el estilo en que está escrito este último. Ya no es una meditación en solitario, como en el Monologio, sino la elevación del alma al Dios en que se cree. Por eso no es de extrañar que la premisa de la que parte el argumento sea precisamente el concepto de Dios que se obtuvo al final del Monologio: Dios es aliquid quo nihil majus cogitari possit: algo que no puede ser pensado mayor (el ser mayor el cual no cabe pensar otro). El argumento, en forma resumida quedaría expresado así:

1. Todo ser humano tiene la idea de un ser superior tal que no existe ningún otro ser mayor que él que pueda ser pensado (aliquid quo nihil majus cogitari possit).

2. Pero lo que existe en la realidad, es mayor que lo que existe solo en el pensamiento, porque la existencia en lo real supone una perfección más que la mera existencia intra - mental.

3. Si ese ser tal que nada mayor que él puede concebirse existiera solo en la inteligencia, este mismo ser del que nada mayor puede ser concebido sería tal que algo mayor que él podría ser concebido, pero ello es contradictorio.

4. Ergo, dicho ser existe.

Claro está que todo el argumento descansa en un presupuesto implícito: que la existencia es un atributo de perfección. Es decir, cualquier cosa que exista en la realidad es más perfecta que aquellas cosas que solo existen en el pensamiento. Este supuesto y la definición de Dios, expuesta en la primera premisa, han sido el aspecto más criticado por filósofos posteriores (Tomás de Aquino, Immanuel Kant), aunque también existe línea filosófica de renombre que lo acepta y defiende: (Buenaventura, Juan Duns Scoto, René Descartes, por ejemplo)