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LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS

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LA FRASE "Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres." Heinrich Heine

DÍA DEL LIBRO

Hace ya medio siglo que asistí a mi primera Fiesta del Libro. Tenía yo entonces 7 años, y aquello me impresionó profundamente. Vinieron unos señores de fuera a anunciarnos la buena nueva de que gracias a Miguel de Cervantes Saavedra, a Guillermo Shakespeare y a Juan Gutenberg teníamos libros, y que debíamos rendirles homenaje cada día 23 de abril a estos grandes personajes. Se me pegaron ya desde entonces estos tres nombres con sus respectivas hazañas, porque la puesta en escena fue espectacular. Se repitió la fiesta en años sucesivos con el mismo boato, pero el impacto ya no fue el mismo: me hablaban de cosas que ya conocía, de lecciones repetidas. Eran los tiempos en que un solo libro, la Enciclopedia, bastaba para construir sobre él unos años de escuela primaria. Era “el libro” que nos teníamos que aprender. La impresión que tuve fue la de que aquellos señores venían a anunciarnos algo así como una nueva era que tenía que ver con el libro. Fue ahí donde me enteré de quién era Juan Gutenberg; por eso me extraña que ahora no se le nombre.

La idea que tenemos hoy del libro no es eterna, ni mucho menos. Ni siquiera es seguro que sea la que más tiempo ha durado. Sí es, ciertamente, la que mayor número de libros ha producido: de momento. Sin embargo, en nada se parece el libro de hoy al concepto ni al formato original de libro.

Es que, como ocurre con tantas cosas, el nombre no corresponde al contenido sino al continente. Pero mientras el contenido literario apenas ha variado a lo largo de la historia de la humanidad, el continente y las formas de escritura o impresión sí que lo han hecho, al ritmo de la evolución tecnológica. En realidad no son muchos los pasos que se han dado desde los primeros libros de hoja única enrollada, hasta el libro actual, formado por esas mismas grandes hojas encuadernadas, cosidas entre sí y protegidas por dos hojas gruesas con lomo formando la tapa. El gran cambio del libro no está ahí, sino en los procesos de producción, que han puesto el libro al alcance de cualquiera. Y cuando decimos libro ateniéndonos a su significado original, hemos de incluir en este concepto los periódicos, las revistas, los calendarios y los almanaques, que pertenecen al mismo género.

Si celebramos el día del libro, lo hacemos pensando no sólo en Cervantes y Shakespeare, los dos grandes genios literarios de la cultura occidental, uno en lengua española y otro en lengua inglesa, las dos lenguas mayoritarias de esta cultura. No son ellos solos los que están en este homenaje anual al libro. Está con ellos Gutenberg y con él la tecnología que posibilitó su industrialización, poniéndolo de este modo al alcance de todo el mundo.

Pero no se ha detenido ahí la tecnología: después de haber puesto al alcance de todo el mundo la adquisición de libros a precios en cualquier caso regalados si los comparamos con el precio que resultaba de escribirlos a mano uno a uno; después de ese gran paso, estamos inmersos en otro de enorme trascendencia para el mundo editorial: ahora, gracias a la informática por una parte y a internet por otra, cualquiera está en condiciones de editar y distribuir su propio libro, revista o periódico a costos insignificantes. El libro avanza imparable.