A muerte
● George Engel, alemán, 50 años, tipógrafo.
● Adolph Fischer, alemán, 30 años, periodista.
● Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista, esposo de la mexicana Lucy González Parsons aunque se probó que no estuvo en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igual.
● August Vincent Theodore Spies, alemán, 31 años, periodista.
● Louis Lingg, alemán, 22 años, carpintero para no ser ejecutado se suicidó en su celda.
Las condenas fueron ejecutadas el 11 de noviembre de 1887.4 José Martí, que trabajaba como corresponsal en Chicago para el periódico argentino La Nación lo narró:
... Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el de Parsons. Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...
Los sucesos de Chicago además costaron la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales; no existe un número exacto, pero fueron miles los despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La mayoría eran inmigrantes europeos: italianos, españoles, alemanes, irlandeses, rusos, polacos y de otros países eslavos.
● George Engel, alemán, 50 años, tipógrafo.
● Adolph Fischer, alemán, 30 años, periodista.
● Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista, esposo de la mexicana Lucy González Parsons aunque se probó que no estuvo en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igual.
● August Vincent Theodore Spies, alemán, 31 años, periodista.
● Louis Lingg, alemán, 22 años, carpintero para no ser ejecutado se suicidó en su celda.
Las condenas fueron ejecutadas el 11 de noviembre de 1887.4 José Martí, que trabajaba como corresponsal en Chicago para el periódico argentino La Nación lo narró:
... Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el de Parsons. Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...
Los sucesos de Chicago además costaron la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales; no existe un número exacto, pero fueron miles los despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La mayoría eran inmigrantes europeos: italianos, españoles, alemanes, irlandeses, rusos, polacos y de otros países eslavos.