Josefología
En el presente, algunos teólogos católicos sostienen que José subió al Cielo en cuerpo y alma. Esta creencia se basa en que en el Evangelio de Mateo se dice que, en el momento de la muerte de Jesús en la cruz, muchos santos resucitaron. Respecto a esto, Bernardino de Siena escribió en el siglo XV:
Si el Dios salvador ha querido para satisfacer su piedad filial, glorificar el cuerpo juntamente con el alma de María en el instante de su gloriosa Asunción, puede, y aun debe creerse piadosamente que no ha hecho menos respecto de san José, tan grande entre todos los santos
El papa Juan XXIII dijo, en una homilía en 1960, que se podía creer que Juan el Bautista y José de Nazaret, de la antigua alianza, fueron los primeros en acompañar a Jesús en el Cielo:
Corresponde, pues, a los muertos del Antiguo Testamento, los más próximos a Jesús —nombremos dos de los más íntimos en su vida, Juan Bautista, el Precursor, y José de Nazaret, su padre putativo y custodio—, corresponde a ellos —así piadosamente lo podemos creer— el honor y el privilegio de abrir este admirable acompañamiento por los caminos del cielo; y procurar las primeras notas al interminable Te Deum de las generaciones humanas que ascienden siguiendo las huellas de Jesús redentor hacia la gloria prometida a los fieles por su gracia.
El sacerdote católico Francisco Suárez (1548-1616) fue el primero que incluyó a José en el orden hipostático, afirmando que:
[José] no solo puede verse desde su lado humano, sino también desde su lado divino, en función de su relación con la Segunda Persona de la Trinidad que se encarnó en Jesús [...] Toda la Trinidad asumió la condición humana y mora entre nosotros. La Trinidad celeste del Padre, Hijo y Espíritu Santo se hizo Trinidad terrestre en José, Jesús y María, familia divina que como tal se personifica en la familia humana de Jesús, María y José.
El dominico José Domingo Corbató dijo que San José pertenecía al orden hipostático y que, por ello, tenía que haber sido eximido del pecado original. El franciscano Andrés de Ocerín Jáuregui también defendió esta idea sobre José en virtud de su predestinación, porque pertenecía al orden hipostático y por motivos de excelencia, de conveniencia y de autoridad. Sin embargo, la mayoría de teólogos católicos rechazan la concepción inmaculada de José.
Es frecuente comparar a José de Nazaret con el patriarca José, hijo de Jacob, que sirvió al faraón de Egipto. El primero en mencionar esto fue Pedro Crisólogo en el siglo V, indicando que el patriarca José hizo por el reino de su amo lo mismo que José de Nazaret por la Iglesia, que es el Reino de Dios en la tierra. Bernardo de Claraval señaló que el patriarca José guardó el trigo de Egipto para el pueblo y que José de Nazaret guardó el pan vivo del cielo para todo el mundo. Bernardo de Claraval también dijo que al patriarca José "le fue dada la inteligencia de los misterios en sueños" y que José de Nazaret "mereció ser sabedor y participante de los misterios soberanos".
Como señaló el papa Francisco en su carta apostólica Patris Corde de 2020, los cuatro sueños de José le dispusieron a hacer la voluntad de Dios. En una audiencia general de 2022 Francisco se refirió a José como "el hombre que sueña".
Los libros del Nuevo Testamento no recogen ni una sola palabra dicha por José. Respecto a esto el papa Francisco dijo en una audiencia general de 2021:
El silencio de José no es mutismo; es un silencio lleno de escucha, un silencio trabajador, un silencio que hace emerger su gran interioridad.
La «Josefología», como rama de la Teología que estudia a José de Nazaret, está en constante evolución.
En el presente, algunos teólogos católicos sostienen que José subió al Cielo en cuerpo y alma. Esta creencia se basa en que en el Evangelio de Mateo se dice que, en el momento de la muerte de Jesús en la cruz, muchos santos resucitaron. Respecto a esto, Bernardino de Siena escribió en el siglo XV:
Si el Dios salvador ha querido para satisfacer su piedad filial, glorificar el cuerpo juntamente con el alma de María en el instante de su gloriosa Asunción, puede, y aun debe creerse piadosamente que no ha hecho menos respecto de san José, tan grande entre todos los santos
El papa Juan XXIII dijo, en una homilía en 1960, que se podía creer que Juan el Bautista y José de Nazaret, de la antigua alianza, fueron los primeros en acompañar a Jesús en el Cielo:
Corresponde, pues, a los muertos del Antiguo Testamento, los más próximos a Jesús —nombremos dos de los más íntimos en su vida, Juan Bautista, el Precursor, y José de Nazaret, su padre putativo y custodio—, corresponde a ellos —así piadosamente lo podemos creer— el honor y el privilegio de abrir este admirable acompañamiento por los caminos del cielo; y procurar las primeras notas al interminable Te Deum de las generaciones humanas que ascienden siguiendo las huellas de Jesús redentor hacia la gloria prometida a los fieles por su gracia.
El sacerdote católico Francisco Suárez (1548-1616) fue el primero que incluyó a José en el orden hipostático, afirmando que:
[José] no solo puede verse desde su lado humano, sino también desde su lado divino, en función de su relación con la Segunda Persona de la Trinidad que se encarnó en Jesús [...] Toda la Trinidad asumió la condición humana y mora entre nosotros. La Trinidad celeste del Padre, Hijo y Espíritu Santo se hizo Trinidad terrestre en José, Jesús y María, familia divina que como tal se personifica en la familia humana de Jesús, María y José.
El dominico José Domingo Corbató dijo que San José pertenecía al orden hipostático y que, por ello, tenía que haber sido eximido del pecado original. El franciscano Andrés de Ocerín Jáuregui también defendió esta idea sobre José en virtud de su predestinación, porque pertenecía al orden hipostático y por motivos de excelencia, de conveniencia y de autoridad. Sin embargo, la mayoría de teólogos católicos rechazan la concepción inmaculada de José.
Es frecuente comparar a José de Nazaret con el patriarca José, hijo de Jacob, que sirvió al faraón de Egipto. El primero en mencionar esto fue Pedro Crisólogo en el siglo V, indicando que el patriarca José hizo por el reino de su amo lo mismo que José de Nazaret por la Iglesia, que es el Reino de Dios en la tierra. Bernardo de Claraval señaló que el patriarca José guardó el trigo de Egipto para el pueblo y que José de Nazaret guardó el pan vivo del cielo para todo el mundo. Bernardo de Claraval también dijo que al patriarca José "le fue dada la inteligencia de los misterios en sueños" y que José de Nazaret "mereció ser sabedor y participante de los misterios soberanos".
Como señaló el papa Francisco en su carta apostólica Patris Corde de 2020, los cuatro sueños de José le dispusieron a hacer la voluntad de Dios. En una audiencia general de 2022 Francisco se refirió a José como "el hombre que sueña".
Los libros del Nuevo Testamento no recogen ni una sola palabra dicha por José. Respecto a esto el papa Francisco dijo en una audiencia general de 2021:
El silencio de José no es mutismo; es un silencio lleno de escucha, un silencio trabajador, un silencio que hace emerger su gran interioridad.
La «Josefología», como rama de la Teología que estudia a José de Nazaret, está en constante evolución.