Milagros póstumos
Los milagros dentro de esta categoría caen dentro del periodo que va desde 1421 y 1426. Los milagros de San Isidro narrados sufrieron cuantiosas alteraciones con el transcurso de la Edad Moderna.
Visitaba a menudo las escasas iglesias que tenía Madrid y al principio otros campesinos decían que esto lo hacía por holgazanería en lugar de por devoción. Una vez Vargas salió a comprobar si esto era cierto, y encontró a los ángeles arando en su lugar. Otra forma de contar el milagro, que aparece en las actas de la canonización, es que Vargas encontró a Isidro arando con ángeles y esto le hacía arar más rápido. Tras presenciar el milagro nombró a Isidro administrador de su hacienda. Otro milagro cuenta que una vez se presentó un pobre en su casa pidiendo de comer y él fue a darle de la olla de comida que había preparado su mujer, y la olla, que estaba medio vacía, se llenó de comida. También se decía que la providencia hacía que su cosecha siempre fuera muy grande, y compartía lo que tenía con los hombres, las aves y otros animales.
Entre sus milagros más famosos está el del pozo: su hijo, que posteriormente sería llamado San Illán, cayó al pozo y el padre, gracias a su oración, hizo que las aguas del pozo subieran y pudo rescatarlo. La tradición ha situado siempre el pozo del milagro en el interior de la casa Museo de los Orígenes de Madrid; las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar a finales del siglo pasado avisaron que el pozo del Museo pudo ser muy posterior al tiempo de San isidro. Un estudio reciente demostró que el verdadero pozo del milagro se encuentra bajo los cimientos del Colegio de San Ildefonso y en esta casa falleció el Santo Labrador.
Los milagros dentro de esta categoría caen dentro del periodo que va desde 1421 y 1426. Los milagros de San Isidro narrados sufrieron cuantiosas alteraciones con el transcurso de la Edad Moderna.
Visitaba a menudo las escasas iglesias que tenía Madrid y al principio otros campesinos decían que esto lo hacía por holgazanería en lugar de por devoción. Una vez Vargas salió a comprobar si esto era cierto, y encontró a los ángeles arando en su lugar. Otra forma de contar el milagro, que aparece en las actas de la canonización, es que Vargas encontró a Isidro arando con ángeles y esto le hacía arar más rápido. Tras presenciar el milagro nombró a Isidro administrador de su hacienda. Otro milagro cuenta que una vez se presentó un pobre en su casa pidiendo de comer y él fue a darle de la olla de comida que había preparado su mujer, y la olla, que estaba medio vacía, se llenó de comida. También se decía que la providencia hacía que su cosecha siempre fuera muy grande, y compartía lo que tenía con los hombres, las aves y otros animales.
Entre sus milagros más famosos está el del pozo: su hijo, que posteriormente sería llamado San Illán, cayó al pozo y el padre, gracias a su oración, hizo que las aguas del pozo subieran y pudo rescatarlo. La tradición ha situado siempre el pozo del milagro en el interior de la casa Museo de los Orígenes de Madrid; las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar a finales del siglo pasado avisaron que el pozo del Museo pudo ser muy posterior al tiempo de San isidro. Un estudio reciente demostró que el verdadero pozo del milagro se encuentra bajo los cimientos del Colegio de San Ildefonso y en esta casa falleció el Santo Labrador.