Estaciones en su vida: predicador, vicario, diplomático
Artículo principal: Hermanos menores de la regular observancia
Durante más de 30 años Bernardino predicó en Italia. Tuvo un papel importante en el renacimiento de la religiosidad al comienzo del siglo xv. Tenía mucho público durante sus sermones, provocando a menudo el furor y la exaltación de las masas; tras una de estas ceremonias celebrada en Roma en 1424 la ciudad entera presenció la quema en público de una mujer acusada de brujería, tal y como relató el humanista Infessura en su Diario. 1 También reconcilió querellas y realizó milagros. En 1425 predicó todos los días durante siete semanas seguidas en Siena.
En el año 1427 fue llevado a juicio en Roma defendiéndose de la acusación de herejía; acudieron teólogos como por ejemplo Pablo de Venecia. Bernardino fue declarado inocente. El papa Martín V le invitó a Roma para predicar. En el mismo año le ofrecieron el puesto de obispo de Siena, pero lo rechazó para poder seguir con sus actividades monacales y la evangelización. En 1431 viajó por la Toscana, la Lombardía, Romaña y Ancona. Volvió a Siena para prevenir una guerra contra Florencia. Rechazó el puesto de obispo en Ferrara, y en 1435 el de Urbino.
Durante estos años mantuvo amistad con Juan Capistrano, y Jaime de la Marca fue discípulo suyo. Los papas Martín V y Eugenio IV le dieron su ayuda. El Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Segismundo buscó el consejo de Bernardino, quien le acompañó a su coronación a Roma en 1433.
Bernardino volvió a Capriola para elaborar una serie de sermones. En 1436 empezó de nuevo con su labor misionera, pero ya en 1437 tuvo que abandonarla porque fue elegido vicario general de los franciscanos observantes de Italia y poco después, en 1438, representó a toda la orden en Italia.
En 1442 Bernardino pidió al papa su dimisión como vicario general para poderse dedicar de nuevo a la predicación y reasumir sus trabajos de misionero. A pesar de la bula publicada por Eugenio IV en 1443, en la cual el papa encargó a Bernardino que apoyara la cruzada contra los turcos, no hay pruebas de su vida predicadora en esta época. En 1444, a pesar de su enfermedad, Bernardino viajó al Reino de Nápoles, cumpliendo con su deseo de haber predicado en todas las partes de Italia antes de morir.
Artículo principal: Hermanos menores de la regular observancia
Durante más de 30 años Bernardino predicó en Italia. Tuvo un papel importante en el renacimiento de la religiosidad al comienzo del siglo xv. Tenía mucho público durante sus sermones, provocando a menudo el furor y la exaltación de las masas; tras una de estas ceremonias celebrada en Roma en 1424 la ciudad entera presenció la quema en público de una mujer acusada de brujería, tal y como relató el humanista Infessura en su Diario. 1 También reconcilió querellas y realizó milagros. En 1425 predicó todos los días durante siete semanas seguidas en Siena.
En el año 1427 fue llevado a juicio en Roma defendiéndose de la acusación de herejía; acudieron teólogos como por ejemplo Pablo de Venecia. Bernardino fue declarado inocente. El papa Martín V le invitó a Roma para predicar. En el mismo año le ofrecieron el puesto de obispo de Siena, pero lo rechazó para poder seguir con sus actividades monacales y la evangelización. En 1431 viajó por la Toscana, la Lombardía, Romaña y Ancona. Volvió a Siena para prevenir una guerra contra Florencia. Rechazó el puesto de obispo en Ferrara, y en 1435 el de Urbino.
Durante estos años mantuvo amistad con Juan Capistrano, y Jaime de la Marca fue discípulo suyo. Los papas Martín V y Eugenio IV le dieron su ayuda. El Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Segismundo buscó el consejo de Bernardino, quien le acompañó a su coronación a Roma en 1433.
Bernardino volvió a Capriola para elaborar una serie de sermones. En 1436 empezó de nuevo con su labor misionera, pero ya en 1437 tuvo que abandonarla porque fue elegido vicario general de los franciscanos observantes de Italia y poco después, en 1438, representó a toda la orden en Italia.
En 1442 Bernardino pidió al papa su dimisión como vicario general para poderse dedicar de nuevo a la predicación y reasumir sus trabajos de misionero. A pesar de la bula publicada por Eugenio IV en 1443, en la cual el papa encargó a Bernardino que apoyara la cruzada contra los turcos, no hay pruebas de su vida predicadora en esta época. En 1444, a pesar de su enfermedad, Bernardino viajó al Reino de Nápoles, cumpliendo con su deseo de haber predicado en todas las partes de Italia antes de morir.