ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Pío XII...

Pío XII

Su capacidad de organización lo llevó a una carrera en la Curia Romana. En 1931, el cardenal Eugenio Pacelli le nombró profesor de historia en la Academia Pontificia para diplomáticos.​ En 1937, después de que su mentor Giuseppe Pizzardo fuera nombrado cardenal, Montini fue nombrado «sustituto de relaciones ordinarias» por el cardenal Pacelli, que era secretario de Estado de Pío XI. Desde su estadía con Pío XI adoptó el punto de vista de que «el aprendizaje es un proceso de larga vida, y que la historia era la mágister vítae, la maestra de la vida».​ Su supervisor inmediato en la Santa Sede fue Domenico Tardini, con el que tenía una buena relación. La elección de Pacelli como papa en 1939, era prevista por todos y abiertamente promovida por el fallecido Pío XI en sus últimos años. Esto era un buen augurio para Montini, cuya posición dentro de la Santa Sede fue confirmada por el nuevo secretario de Estado Luigi Maglione. Todas las mañanas hasta 1954, Montini se reunía con Pío XII, desarrollando una relación cercana y estrecha:

Es cierto, mi servicio al papa no se limitó a los asuntos políticos o extraordinarios de acuerdo con el lenguaje del Vaticano. La bondad del papa Pío XII abrió para mí la oportunidad de examinar los pensamientos, incluso el alma de este gran pontífice. Podría citar muchos detalles de cómo Pío XII, siempre con medida y el discurso moderado, se escondía, más aún revelando una noble posición de gran fuerza y coraje sin miedo.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Maglione, Tardini y Montini fueron las principales figuras de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Montini fue el encargado de velar por los «asuntos comunes» de dicha Secretaría de Estado, en la que ocupaba gran parte de la mañana de cada día de trabajo. Por la tarde se trasladaba al tercer piso, donde estaba la oficina del Secretario Privado del Pontífice. Pío XII tenía una secretaria personal. Al igual que varios papas antes que él, delegó las funciones de secretaría a la Secretaría de Estado. ​Durante los años de guerra, miles de cartas de todas partes del mundo llegaron a la mesa del papa, la mayoría de ellas pidiendo oración y ayuda. Montini fue encargado de formular todas las respuestas en el nombre de Pío XII, expresando su empatía y comprensión y prestando ayuda, cuando fuera posible.​ A petición del papa, creó una oficina de información para los prisioneros de guerra y los refugiados, que en los años de su existencia, desde 1939 hasta 1947, recibió cerca de diez millones (9 891 497) de solicitudes de información y produjo más de once millones (11.293.511) de respuestas sobre las personas desaparecidas.​ Montini fue varias veces atacado por el gobierno de Benito Mussolini como injerente en la política, pero cada vez se encontró con defensas de gran poder en el Vaticano.​ En 1944, Luigi Maglione murió, y Pío XII nombró a Tardini y Montini jefes de la Secretaría de Estado. La admiración hacia Montini fue casi filial, como lo describió el propio Pío XII:

Su mente ricamente cultivada, su capacidad poco común para la reflexión y el estudio lo llevó a evitar todas las distracciones y relajaciones innecesarias. Quiso entrar de lleno en la historia de su propio tiempo afligido: con un profundo conocimiento, de que él mismo formaba parte de esa historia. Desea participar plenamente en él, para compartir sus sufrimientos en su propio corazón y alma.

A petición del papa, junto con Pascalina Lehnert, Ferdinando Baldelli y Otto Faller, creó la Pontificia Commissione di Assistenza, que ayudó a gran número de romanos y refugiados de todas partes con viviendas, asistencia alimentaria y material. Solo en Roma esta organización distribuyó casi dos millones de porciones de comida gratis en el año 1944. La Ciudad del Vaticano y la residencia papal de Castel Gandolfo se abrieron a los refugiados. Unas 15.000 personas vivían en Castel Gandolfo, solo apoyado con la ayuda de la Pontificia Commissione di Assistenza.​ A petición de Pío XII, Montini también estuvo implicado en el restablecimiento de la Iglesia Asilo, proporcionando protección a cientos de soldados aliados, que habían escapado de los campos de prisioneros del Eje; judíos, antifascistas, socialistas, comunistas, y después de la liberación de Roma, a soldados alemanes, partidarios y otras personas desplazadas.​ Después de la guerra y luego como papa, Montini convirtió la Pontificia Commissione di Assistenza, en la mayor organización católica italiana, Caritas Italiana.