Primeras campañas en Andalucía
La pacificación de Castilla a finales de la década de 1210 y comienzos de la siguiente, debida al tratado con León y a la derrota de los nobles contrarios a Fernando, le permitió a éste acometer nuevas campañas en el sur de la península. Los territorios andalusíes se hallaban en crisis y el califa Al-Mustansir había firmado treguas con los castellanos en 1214 y 1221. La decisión de abordar nuevas conquistas, compartida por la nobleza castellana, la tomó Fernando en 1224.
Como consecuencia de los problemas internos, el imperio almohade fue descomponiéndose. Durante el reinado del califa Al-Mutansir las ciudades ganaron más poder en el califato. La muerte de Al-Muntansir en 1224 provocó una lucha por el poder que concluyó con el nombramiento como califa de Al-Mamún en 1227. Yahya al-Mutásim no reconoció a este gobernante y creó un califato propio en el norte de África, provocando que Al-Mamún se trasladase al Magreb para combatir aquella rebelión. Las ciudades de Al-Ándalus empezaron a conformarse como reinos regidos por los cadíes, formando así los terceros reinos de taifas. Los gobernadores Alhamar de Sevilla, Zayyan de Valencia y Mahfuz de Niebla crearon sus propias taifas. Al-Bayyasi, que había sido un gobernador almohade de Sevilla, pasó a ser emir de Baeza y reinó en las ciudades del Alto Guadalquivir.
En 1224 Fernando partió de Toledo con un contingente de grandes hombres de Castilla, el maestre de la Orden de Santiago y a los que, posteriormente, se les unió la Orden de Calatrava con su maestre al frente; se dirigieron a Sierra Morena y se concentraron en el castillo de Baños, donde Al-Bayyasi les rindió parias. Después, Fernando marchó contra la ciudad de Quesada y otros castillos, que fueron rápidamente tomados en septiembre. Posteriormente siguió con sus conquistas por el reino de Jaén, centro de las campañas castellanas entre 1224 y 1230. Dada la lejanía de Quesada con la frontera castellana, Fernando acabó por evacuar la plaza.
Fernando entabló tal amistad con Al-Bayyasi, que este le entregó a su hijo primogénito y Fernando lo educó con su familia. El vástago acompañó al rey castellano en sus conquistas por Andalucía y consiguió honores por ello. No se sabe con certeza que Al-Bayyasi se convirtiera al cristianismo, pero todo parece indicar que así fue. El rey de Valencia, Zayd Abu Zayd, no sabía qué posición tomar al respecto de esta actitud de los cristianos y no había reconocido la autoridad del califa Al-Adil. Su primo, Al-Bayyasi, le instó a que se hiciera vasallo de Fernando, por lo que se dirigió a Cuenca, donde se encontraba en ese momento la corte castellana, y juró perpetuo vasallaje al rey en Moya en marzo de 1225.
En el verano de 1225 Fernando organizó una campaña en la provincia de Jaén, para la cual solicitó una bula de cruzada al papa Honorio III. A finales de ese año, Honorio III concedió la bula de cruzada a los que luchasen en Tierra Santa y en las tierras de Castilla. La bula fue divulgada por el arzobispo de Toledo y por el obispo de Burgos.
Posteriormente, Fernando dirigió una ofensiva contra la fortaleza de Priego (Córdoba), que tomó, y prosiguió hasta la ciudad de Loja, ciudad que también conquistó. El asedio de Jaén, por el contrario, resultó infructuoso. Después sus fuerzas tomaron la ciudad de la Alhama, que había sido abandonada por sus moradores ante el temor hacia los cristianos. De esta forma llegaron hasta la misma Vega de Granada, donde, temiendo seguir la misma suerte que las anteriores plazas, los habitantes parlamentaron con Fernando y ofrecieron la liberación de 1.300 esclavos cristianos y la rescisión del contrato que obligaba a Álvaro Pérez de Castro el Castellano a servir al rey de Granada, pasando a engrosar la expedición cristiana, que tomó la decisión de regresar a Toledo.
Tras esta campaña, con base en los acuerdos a los que habían llegado, Al-Bayyasi, emir de Baeza, le dio a Fernando los castillos de Martos y Andújar.
En otoño de 1225 Fernando volvió a reunirse con Al-Bayyasi en Andújar, exigiéndole la entrega de los castillos de Burgalimar, Salvatierra y Capilla para cumplir el pacto de las Navas. Al-Bayyasi, le ofreció el alcázar de Baeza, que fue ocupado por la Orden de Calatrava. Salvatierra y Burgalimar se rindieron pronto, mientras que Capilla resistió pero finalmente fue tomada, tras un asedio, en septiembre de 1226. Mientras transcurría el asedio de Capilla, llegaron noticias de la muerte de Al-Bayyasi tras una revuelta de los cordobeses, que le acusaban de ayudar a los castellanos en la conquista de Capilla. Tras su muerte y como consecuencia del pacto de vasallaje, Fernando III se hizo cargo de sus posesiones y, a pesar de que Baeza pidió ayuda a Jaén, fue finalmente conquistada el 1 de diciembre. Fernando III dio la tenencia de la ciudad a Lope Díaz de Haro.
En 1226 fue conquistado el castillo de Montiel, que fue otorgado a la Orden de Santiago en 1227.
Ibn Hud creó un reino propio en 1228. En 1231 controlaba todo Al-Ándalus con las excepciones de las taifas de Niebla y Valencia.
Entre 1228 y 1230, Fernando emprendió diversas campañas tanto para consolidar las conquistas de los años anteriores como para preparar la toma de Jaén, para lo que taló sus tierras. Sin embargo, el nuevo cerco de esta entre junio y septiembre de 1230 volvió a fracasar. El fallecimiento de Alfonso IX de León ese mismo mes de septiembre y la asunción de su corona por Fernando puso fin a este periodo de campañas en Al-Ándalus, pues el monarca castellano tuvo que concentrarse en lidiar con los problemas de la unificación de los dos reinos.
La pacificación de Castilla a finales de la década de 1210 y comienzos de la siguiente, debida al tratado con León y a la derrota de los nobles contrarios a Fernando, le permitió a éste acometer nuevas campañas en el sur de la península. Los territorios andalusíes se hallaban en crisis y el califa Al-Mustansir había firmado treguas con los castellanos en 1214 y 1221. La decisión de abordar nuevas conquistas, compartida por la nobleza castellana, la tomó Fernando en 1224.
Como consecuencia de los problemas internos, el imperio almohade fue descomponiéndose. Durante el reinado del califa Al-Mutansir las ciudades ganaron más poder en el califato. La muerte de Al-Muntansir en 1224 provocó una lucha por el poder que concluyó con el nombramiento como califa de Al-Mamún en 1227. Yahya al-Mutásim no reconoció a este gobernante y creó un califato propio en el norte de África, provocando que Al-Mamún se trasladase al Magreb para combatir aquella rebelión. Las ciudades de Al-Ándalus empezaron a conformarse como reinos regidos por los cadíes, formando así los terceros reinos de taifas. Los gobernadores Alhamar de Sevilla, Zayyan de Valencia y Mahfuz de Niebla crearon sus propias taifas. Al-Bayyasi, que había sido un gobernador almohade de Sevilla, pasó a ser emir de Baeza y reinó en las ciudades del Alto Guadalquivir.
En 1224 Fernando partió de Toledo con un contingente de grandes hombres de Castilla, el maestre de la Orden de Santiago y a los que, posteriormente, se les unió la Orden de Calatrava con su maestre al frente; se dirigieron a Sierra Morena y se concentraron en el castillo de Baños, donde Al-Bayyasi les rindió parias. Después, Fernando marchó contra la ciudad de Quesada y otros castillos, que fueron rápidamente tomados en septiembre. Posteriormente siguió con sus conquistas por el reino de Jaén, centro de las campañas castellanas entre 1224 y 1230. Dada la lejanía de Quesada con la frontera castellana, Fernando acabó por evacuar la plaza.
Fernando entabló tal amistad con Al-Bayyasi, que este le entregó a su hijo primogénito y Fernando lo educó con su familia. El vástago acompañó al rey castellano en sus conquistas por Andalucía y consiguió honores por ello. No se sabe con certeza que Al-Bayyasi se convirtiera al cristianismo, pero todo parece indicar que así fue. El rey de Valencia, Zayd Abu Zayd, no sabía qué posición tomar al respecto de esta actitud de los cristianos y no había reconocido la autoridad del califa Al-Adil. Su primo, Al-Bayyasi, le instó a que se hiciera vasallo de Fernando, por lo que se dirigió a Cuenca, donde se encontraba en ese momento la corte castellana, y juró perpetuo vasallaje al rey en Moya en marzo de 1225.
En el verano de 1225 Fernando organizó una campaña en la provincia de Jaén, para la cual solicitó una bula de cruzada al papa Honorio III. A finales de ese año, Honorio III concedió la bula de cruzada a los que luchasen en Tierra Santa y en las tierras de Castilla. La bula fue divulgada por el arzobispo de Toledo y por el obispo de Burgos.
Posteriormente, Fernando dirigió una ofensiva contra la fortaleza de Priego (Córdoba), que tomó, y prosiguió hasta la ciudad de Loja, ciudad que también conquistó. El asedio de Jaén, por el contrario, resultó infructuoso. Después sus fuerzas tomaron la ciudad de la Alhama, que había sido abandonada por sus moradores ante el temor hacia los cristianos. De esta forma llegaron hasta la misma Vega de Granada, donde, temiendo seguir la misma suerte que las anteriores plazas, los habitantes parlamentaron con Fernando y ofrecieron la liberación de 1.300 esclavos cristianos y la rescisión del contrato que obligaba a Álvaro Pérez de Castro el Castellano a servir al rey de Granada, pasando a engrosar la expedición cristiana, que tomó la decisión de regresar a Toledo.
Tras esta campaña, con base en los acuerdos a los que habían llegado, Al-Bayyasi, emir de Baeza, le dio a Fernando los castillos de Martos y Andújar.
En otoño de 1225 Fernando volvió a reunirse con Al-Bayyasi en Andújar, exigiéndole la entrega de los castillos de Burgalimar, Salvatierra y Capilla para cumplir el pacto de las Navas. Al-Bayyasi, le ofreció el alcázar de Baeza, que fue ocupado por la Orden de Calatrava. Salvatierra y Burgalimar se rindieron pronto, mientras que Capilla resistió pero finalmente fue tomada, tras un asedio, en septiembre de 1226. Mientras transcurría el asedio de Capilla, llegaron noticias de la muerte de Al-Bayyasi tras una revuelta de los cordobeses, que le acusaban de ayudar a los castellanos en la conquista de Capilla. Tras su muerte y como consecuencia del pacto de vasallaje, Fernando III se hizo cargo de sus posesiones y, a pesar de que Baeza pidió ayuda a Jaén, fue finalmente conquistada el 1 de diciembre. Fernando III dio la tenencia de la ciudad a Lope Díaz de Haro.
En 1226 fue conquistado el castillo de Montiel, que fue otorgado a la Orden de Santiago en 1227.
Ibn Hud creó un reino propio en 1228. En 1231 controlaba todo Al-Ándalus con las excepciones de las taifas de Niebla y Valencia.
Entre 1228 y 1230, Fernando emprendió diversas campañas tanto para consolidar las conquistas de los años anteriores como para preparar la toma de Jaén, para lo que taló sus tierras. Sin embargo, el nuevo cerco de esta entre junio y septiembre de 1230 volvió a fracasar. El fallecimiento de Alfonso IX de León ese mismo mes de septiembre y la asunción de su corona por Fernando puso fin a este periodo de campañas en Al-Ándalus, pues el monarca castellano tuvo que concentrarse en lidiar con los problemas de la unificación de los dos reinos.