Escritos atribuidos a Tomás el Apóstol
En los primeros siglos de la era cristiana circularon varios escritos que se presentaban a sí mismos como redactados por el apóstol Tomás.
El más importante de todos ellos es sin duda el Evangelio de Tomás, apócrifo descubierto en 1945 en Nag Hammadi. Si bien el ejemplar conservado pertenece a la primera mitad del siglo IV, muchos estudiosos consideran que la obra en sí es mucho más antigua; las fechas de composición, no obstante, varían entre el siglo I, con lo cual sería contemporáneo de los evangelios canónicos, y el siglo III. Se trata de un conjunto de 114 dichos (logia) de Jesús, que son pronunciamientos de Jesús o producto de sus conversaciones con los discípulos. Carece de material narrativo: no relata «hechos» de Jesús. El Evangelio de Tomás hace especial hincapié en que el Reino de Dios está dentro de nosotros:
Si vuestros guías os dicen que el Reino está en el cielo, los pájaros os precederán. Si os dicen que está en el mar, entonces los peces os precederán. El Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros.
... cuando os lleguéis a conocer, entonces seréis conocidos y sabréis que vosotros sois los hijos del padre viviente.
El Evangelio de Tomás fue considerado herético por los Padres de la Iglesia. Fue conocido y mencionado por varios escritores cristianos de los primeros siglos (Hipólito de Roma, Orígenes, Eusebio de Cesarea, Cirilo de Jerusalén, etc.), que siempre indicaron que era un libro perteneciente a círculos separados de la Iglesia, aceptado por los gnósticos y en particular por los maniqueos. La investigadora Elaine Pagels sostiene que el Evangelio de Juan fue escrito en respuesta a esta obra.
Otro apócrifo fue puesto bajo la autoría de Tomás; se trata del Evangelio del Pseudo Tomás -no confundir con el anterior-, escrito probablemente a finales del siglo II, tal vez en Siria, que se encuadra en el grupo de los apócrifos de la infancia.
En el texto gnóstico del siglo III Pistis Sophia, Tomás es citado como uno de los tres testigos encargados de transmitir las enseñanzas de Jesús, junto a los apóstoles Felipe y Mateo, lo que parece demostrar que estaba bastante difundida su inclusión entre los evangelistas.
En los primeros siglos de la era cristiana circularon varios escritos que se presentaban a sí mismos como redactados por el apóstol Tomás.
El más importante de todos ellos es sin duda el Evangelio de Tomás, apócrifo descubierto en 1945 en Nag Hammadi. Si bien el ejemplar conservado pertenece a la primera mitad del siglo IV, muchos estudiosos consideran que la obra en sí es mucho más antigua; las fechas de composición, no obstante, varían entre el siglo I, con lo cual sería contemporáneo de los evangelios canónicos, y el siglo III. Se trata de un conjunto de 114 dichos (logia) de Jesús, que son pronunciamientos de Jesús o producto de sus conversaciones con los discípulos. Carece de material narrativo: no relata «hechos» de Jesús. El Evangelio de Tomás hace especial hincapié en que el Reino de Dios está dentro de nosotros:
Si vuestros guías os dicen que el Reino está en el cielo, los pájaros os precederán. Si os dicen que está en el mar, entonces los peces os precederán. El Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros.
... cuando os lleguéis a conocer, entonces seréis conocidos y sabréis que vosotros sois los hijos del padre viviente.
El Evangelio de Tomás fue considerado herético por los Padres de la Iglesia. Fue conocido y mencionado por varios escritores cristianos de los primeros siglos (Hipólito de Roma, Orígenes, Eusebio de Cesarea, Cirilo de Jerusalén, etc.), que siempre indicaron que era un libro perteneciente a círculos separados de la Iglesia, aceptado por los gnósticos y en particular por los maniqueos. La investigadora Elaine Pagels sostiene que el Evangelio de Juan fue escrito en respuesta a esta obra.
Otro apócrifo fue puesto bajo la autoría de Tomás; se trata del Evangelio del Pseudo Tomás -no confundir con el anterior-, escrito probablemente a finales del siglo II, tal vez en Siria, que se encuadra en el grupo de los apócrifos de la infancia.
En el texto gnóstico del siglo III Pistis Sophia, Tomás es citado como uno de los tres testigos encargados de transmitir las enseñanzas de Jesús, junto a los apóstoles Felipe y Mateo, lo que parece demostrar que estaba bastante difundida su inclusión entre los evangelistas.