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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN...

LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS

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LAS COSAS Y SUS NOMBRES - ORIGEN DE LA PALABRA: ALERGIA

Es tan extraña la palabra como la disfunción a la que se refiere. La creó en 1906 Von Pirquet, el médico austríaco que se especializó en el estudio de las reacciones del organismo frente a diversas sustancias, en especial los antígenos microbianos. Constató que algunas enfermedades, en especial del aparato respiratorio y de la piel, provenían de alteraciones de la capacidad de reacción del organismo ante determinadas sustancias. A este fenómeno lo llamó alergia. Formó la palabra a partir del adjetivo alloV (ál. los) (en femenino allh (ál. le), que significa “otro” (en latín, alius, a, um), más el sustantivo ergon (érgon), trabajo, que en composición puede adoptar la forma -ergia (-érgia), como en sunergia (synerguía), de la que proceden las palabras energía y sinergia. Significa, pues, alergia, según la intención de su autor, “otro trabajo”, o “forma distinta de trabajar”, en este caso de reaccionar.

La palabra y el concepto de alergia se han divulgado de tal modo, que forman parte del léxico corriente. Con una adaptación, claro está, a las formas de comprensión y expresión coloquiales. Así, solemos llamar alergias al conjunto de fenómenos de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo producidos por la absorción de ciertas sustancias que dan al organismo una sensibilidad especial ante una nueva acción de tales sustancias aun en cantidades mínimas (Dic. Labor de terminología de Ciencias Médicas). Lo propio sería aplicarles el adjetivo alérgico o alérgica a las afecciones que tienen este origen; pero hemos preferido simplificar, asignándoles directamente el nombre de alergias.

Los fenómenos que hoy englobamos bajo este nombre, se llamaron antes anafilácticos. y a decir verdad era bastante más explícita esta palabra. Llamaban anafilaxis al estado de hipersensibilidad o de reacción exagerada a la nueva introducción de una sustancia extraña, que al ser administrada por primera vez provocó reacción escasa o nula. Es una defensa (julaxiV / fyláxis) exagerada. Se trata de una anomalía respecto al habitual comportamiento del organismo, que cuando ha padecido y superado una enfermedad, o cuando se le han inoculado los gérmenes de la misma en forma de vacuna, se aprende la lección y no se deja atacar de nuevo por los mismos agentes. Ha creado las defensas (julaxiV / fyláxis) adecuadas. Las enfermedades o afecciones anafilácticas son aquellas en que del primer contacto con una sustancia no se sigue en los sucesivos la defensa convencional, sino una reacción desproporcionada, una hipersensibilidad que produce diversos estados morbosos.

Cuando hablamos de tener alergia o ser alérgico a algo, usado también en sentido metafórico para referirnos a cosas que nada tienen que ver con la salud salud, expresamos que somos especialmente sensibles a la sustancia, a la persona o al asunto en cuestión; y que el solo hecho de oírlo nombrar nos enferma; que antes eso no tenemos defensas.

En el largo proceso de la humanidad por descubrir las causas de sus dolencias (a eso le llaman en medicina etiología = ciencia de las causas; aitia (atía) es “causa”), la alergia es el último eslabón misterioso de una larga cadena de fenómenos que se era incapaz de relacionar con las enfermedades. Desde los primeros versos de la Ilíada nos encontramos con la peste, un castigo de Apolo, el que hiere de lejos, para vengar el ultraje hecho a su sacerdote. Pasaron algo más de dos mil años antes de averiguar que no eran los dioses, sino las ratas las que transportaban la enfermedad de un lugar a otro. Pero no habíamos tocado fondo con el descubrimiento de los virus y demás transmisores de enfermedades. Algunas de éstas se producen por una errónea reacción del cuerpo ante sustancias que en condiciones normales no debieran ser nocivas. Un trabajo erróneo del organismo. Esas son las alergias.

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