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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Características generales...

Características generales

Van Steenberghen y Alszeghy definen la obra de Buenaventura como un aristotelismo neoplatonizante. El primero piensa que el eclecticismo no ha sido conseguido, mientras que el segundo piensa que la síntesis sí que fue lograda. Gilson, Roberts, Brounts y Tavard la juzgan un agustinismo, y Veuthey, un agustinismo neoplatonizante.

Buenaventura sostiene que la mente debe ser continuamente purificada, iluminada y unida con Dios. Esta unión se logra gracias al Espíritu Santo. Cuando la mente recibe su don de la sabiduría, se une con Dios y se provoca el éxtasis. No obstante y si bien es un don infuso, la mente tiene que irse preparando para esta unión mediante la purificación y la iluminación. La purificación consiste en una imitación asimilativa de Cristo y un continuo dese amoroso de Dios. La iluminación se compone de tres caminos. Primero, contemplar el mundo exterior, las criaturas corporales, como sombras y vestigios de Dios. Segundo, contemplar el mundo interior inferior, las criaturas espirituales, como imágenes y semejanzas de Dios. Y tercero, contemplar el mundo interior superior, Dios mismo, especulando acerca de su unidad en el atributo del ser y acerca de su trinidad en el atributo del bien. Tras estas elevaciones, la mente puede unirse con Dios y se llega a un punto en que ya no se puede ver con la razón, sino que solo se puede ver con el amor.​

Para Buenaventura, la eterna bienaventuranza consiste formalmente en un acto de posesión por amor. La gracia santificante es un don sobrenatural infuso, atribuido al Espíritu Santo, que informa la sustancia de la mente principalmente según el entendimiento y la voluntad. Las virtudes son efectos separables de la gracia y tienen por función dirigir a la mente hacia el bien, los dones la vuelven pronta para la actividad sobrenatural y las bienaventuranzas la consuman en la perfección. Las virtudes purifican, los dones iluminan, las bienaventuranzas perfeccionan. Las virtudes son necesarias para la salvación, mientras los dones y las bienaventuranzas lo son para la perfección que se consuma en el éxtasis.