En la corte de Babilonia
En el segundo año de reinado de Nabucodonosor, el monarca tuvo un sueño que lo dejó profundamente angustiado, por lo que convocó a sus astrólogos y expertos en artes adivinatorias, y les exigió lo interpretasen; para asegurarse de que no lo engañaran en el momento de interpretar su sueño, los puso a prueba explicándoles que existía una gran dificultad: les dijo que había olvidado su propio sueño. Ante la falta de respuesta satisfactoria de parte de sus sabios, el rey se irritó y ordenó que los ejecutasen. Daniel, que no había estado presente en ese episodio, fue también arrestado pero, al enterarse acerca de lo ocurrido, habló con Arioc, jefe de la guardia, y solicitó un plazo para poder responderle al soberano. La petición le fue concedida. Entre tanto, Daniel y sus compañeros oraron a Yahveh pidiendo les revelase el misterio.
Esa noche, en una visión, le fue revelado a Daniel el sueño del monarca y, al día siguiente, el profeta se presentó en la corte proporcionando subsecuentemente el relato del sueño de Nabucodonosor así como también su correspondiente interpretación. Este hecho marcó el reconocimiento de Daniel, quien fue subsecuentemente nombrado gobernador de la provincia de Babilonia y jefe de sabios y expertos. Del mismo modo, los tres jóvenes judíos recibieron importantes cargos en la administración imperial.
Daniel permaneció en la corte real durante todo el reinado de Nabucodonosor y continuó ligado a ella cuando Belsasar le sucedió en el trono. El libro de Daniel omite la existencia de Evilmerodac, Neriglisar, Labashi-Marduk y Nabonido, considerando a Belsasar haber sido hijo de Nabucodonosor. Algunos autores postulan que el término hijo no se utiliza literalmente, sino con el sentido de descendiente.
En todos esos años los relatos mencionan el episodio del ídolo de oro, en el cual los tres jóvenes fueron arrojados a un horno ardiente, y otro que, presentado como un testimonio del propio rey, narra la transformación de Nabucodonosor en bestia.
En el segundo año de reinado de Nabucodonosor, el monarca tuvo un sueño que lo dejó profundamente angustiado, por lo que convocó a sus astrólogos y expertos en artes adivinatorias, y les exigió lo interpretasen; para asegurarse de que no lo engañaran en el momento de interpretar su sueño, los puso a prueba explicándoles que existía una gran dificultad: les dijo que había olvidado su propio sueño. Ante la falta de respuesta satisfactoria de parte de sus sabios, el rey se irritó y ordenó que los ejecutasen. Daniel, que no había estado presente en ese episodio, fue también arrestado pero, al enterarse acerca de lo ocurrido, habló con Arioc, jefe de la guardia, y solicitó un plazo para poder responderle al soberano. La petición le fue concedida. Entre tanto, Daniel y sus compañeros oraron a Yahveh pidiendo les revelase el misterio.
Esa noche, en una visión, le fue revelado a Daniel el sueño del monarca y, al día siguiente, el profeta se presentó en la corte proporcionando subsecuentemente el relato del sueño de Nabucodonosor así como también su correspondiente interpretación. Este hecho marcó el reconocimiento de Daniel, quien fue subsecuentemente nombrado gobernador de la provincia de Babilonia y jefe de sabios y expertos. Del mismo modo, los tres jóvenes judíos recibieron importantes cargos en la administración imperial.
Daniel permaneció en la corte real durante todo el reinado de Nabucodonosor y continuó ligado a ella cuando Belsasar le sucedió en el trono. El libro de Daniel omite la existencia de Evilmerodac, Neriglisar, Labashi-Marduk y Nabonido, considerando a Belsasar haber sido hijo de Nabucodonosor. Algunos autores postulan que el término hijo no se utiliza literalmente, sino con el sentido de descendiente.
En todos esos años los relatos mencionan el episodio del ídolo de oro, en el cual los tres jóvenes fueron arrojados a un horno ardiente, y otro que, presentado como un testimonio del propio rey, narra la transformación de Nabucodonosor en bestia.