En la tradición cristiana
Las genealogías de Jesús en los evangelios de Mateo y Lucas no especifican el nombre de los padres de María, pero parece que nombran a dos padres diferentes para su esposo José. Muchos académicos, empezando por Juan Damasceno en el siglo VIII, y sobre todo los académicos protestantes, han argumentado que la genealogía del Evangelio de Lucas es el árbol familiar de María y que su padre se llamaba Helí. El Talmud de Jerusalén también habla de María como hija de Helí. Se ha argumentado que Helí, Eliaquim y Joaquín son versiones del mismo nombre.
Para resolver el problema de que el padre de José sea distinto en ambos evangelios canónicos (uno descendiente de Salomón, hijo de David; y otro descendiente de Natán, hijo de David) una tradición del siglo VII especificó que Helí era primo-hermano de Joaquín.
De acuerdo con la tradición, Ana nació en Belén, región de Judea, y se casó con Joaquín, que era de Nazaret, región de Galilea. Ambos eran descendientes del rey David.
En el Protoevangelio de Santiago, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso, que solía dar donativos a los pobres y a la sinagoga de Séforis. Según la tradición, vivieron primero en la región de Galilea y, posteriormente, se asentaron en Jerusalén, en la región de Judea.
No obstante, el sumo sacerdote rechazó a Joaquín y a su sacrificio animal en el templo porque su falta de hijos fue interpretada como un signo de desaprobación divina. Joaquín se fue al desierto y ayunó durante cuarenta días como penitencia. Unos ángeles se aparecieron tanto a Joaquín como a Ana para decirles que tendrían un hijo. Tras esto, Joaquín regresó a Jerusalén y abrazó a Ana en una puerta de la ciudad. Había una creencia antigua de un hijo nacería de una mujer mayor y que estaría destinado a hacer grandes cosas. En el Antiguo Testamento se cuenta una historia similar de otra mujer llamada Ana, que fue la madre del profeta Samuel.
Joaquín y Ana encontrándose en la Puerta Dorada es un tema popular en las representaciones artísticas religiosas.
La historia de Joaquín y Ana se encuentra también en la Leyenda áurea, hagiografía muy popular en la Edad Media, y ha sido muy representada en el arte cristiano, incluso cuando el Concilio de Trento limitó la representación de los evangelios apócrifos.
No se añadió ninguna celebración litúrgica de san Joaquín en el Calendario Tridentino. Fue añadida al Calendario romano general 1584 para su celebración el 20 de marzo, el día después de la festividad de san José. En 1738 se trasladó la festividad al domingo posterior a la Octava de la Asunción de María. Para fomentar la liturgia de los domingos, el papa Pío X trasladó la festividad al 16 de agosto, el día después de la Asunción, por lo que Joaquín sería recordado junto con la celebración del triunfo de María. En el Calendario romano general de 1954 se consideraba festividad doble de segunda clase. En el Calendario romano general de 1960 la consideró una festividad de segunda clase. En la revisión de 1969 del Calendario romano general se unió esta festividad con la de santa Ana, que tiene lugar el 26 de julio. El 28 de mayo de 1906, el Papa San Pío X introdujo la indulgencia de 300 días, que puede obtenerse una vez al día, por cada invocación de "San Joaquín, esposo de Santa Ana y padre de la Santísima Virgen".
La Iglesia ortodoxa y la Iglesia ortodoxa griega conmemoran el 9 de septiembre la Sinaxis de Joaquín y Ana, el día después de la Natividad de Theotokos.
La devoción a san Joaquín es moderna, mientras que la de santa Ana es más antigua, al menos data del siglo VI. También hay escritos de sor María de Jesús de Ágreda y la beata Ana Catalina Emmerich que hablan sobre Joaquín y Ana, aportando detalles que no están en los evangelios canónicos.
Las genealogías de Jesús en los evangelios de Mateo y Lucas no especifican el nombre de los padres de María, pero parece que nombran a dos padres diferentes para su esposo José. Muchos académicos, empezando por Juan Damasceno en el siglo VIII, y sobre todo los académicos protestantes, han argumentado que la genealogía del Evangelio de Lucas es el árbol familiar de María y que su padre se llamaba Helí. El Talmud de Jerusalén también habla de María como hija de Helí. Se ha argumentado que Helí, Eliaquim y Joaquín son versiones del mismo nombre.
Para resolver el problema de que el padre de José sea distinto en ambos evangelios canónicos (uno descendiente de Salomón, hijo de David; y otro descendiente de Natán, hijo de David) una tradición del siglo VII especificó que Helí era primo-hermano de Joaquín.
De acuerdo con la tradición, Ana nació en Belén, región de Judea, y se casó con Joaquín, que era de Nazaret, región de Galilea. Ambos eran descendientes del rey David.
En el Protoevangelio de Santiago, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso, que solía dar donativos a los pobres y a la sinagoga de Séforis. Según la tradición, vivieron primero en la región de Galilea y, posteriormente, se asentaron en Jerusalén, en la región de Judea.
No obstante, el sumo sacerdote rechazó a Joaquín y a su sacrificio animal en el templo porque su falta de hijos fue interpretada como un signo de desaprobación divina. Joaquín se fue al desierto y ayunó durante cuarenta días como penitencia. Unos ángeles se aparecieron tanto a Joaquín como a Ana para decirles que tendrían un hijo. Tras esto, Joaquín regresó a Jerusalén y abrazó a Ana en una puerta de la ciudad. Había una creencia antigua de un hijo nacería de una mujer mayor y que estaría destinado a hacer grandes cosas. En el Antiguo Testamento se cuenta una historia similar de otra mujer llamada Ana, que fue la madre del profeta Samuel.
Joaquín y Ana encontrándose en la Puerta Dorada es un tema popular en las representaciones artísticas religiosas.
La historia de Joaquín y Ana se encuentra también en la Leyenda áurea, hagiografía muy popular en la Edad Media, y ha sido muy representada en el arte cristiano, incluso cuando el Concilio de Trento limitó la representación de los evangelios apócrifos.
No se añadió ninguna celebración litúrgica de san Joaquín en el Calendario Tridentino. Fue añadida al Calendario romano general 1584 para su celebración el 20 de marzo, el día después de la festividad de san José. En 1738 se trasladó la festividad al domingo posterior a la Octava de la Asunción de María. Para fomentar la liturgia de los domingos, el papa Pío X trasladó la festividad al 16 de agosto, el día después de la Asunción, por lo que Joaquín sería recordado junto con la celebración del triunfo de María. En el Calendario romano general de 1954 se consideraba festividad doble de segunda clase. En el Calendario romano general de 1960 la consideró una festividad de segunda clase. En la revisión de 1969 del Calendario romano general se unió esta festividad con la de santa Ana, que tiene lugar el 26 de julio. El 28 de mayo de 1906, el Papa San Pío X introdujo la indulgencia de 300 días, que puede obtenerse una vez al día, por cada invocación de "San Joaquín, esposo de Santa Ana y padre de la Santísima Virgen".
La Iglesia ortodoxa y la Iglesia ortodoxa griega conmemoran el 9 de septiembre la Sinaxis de Joaquín y Ana, el día después de la Natividad de Theotokos.
La devoción a san Joaquín es moderna, mientras que la de santa Ana es más antigua, al menos data del siglo VI. También hay escritos de sor María de Jesús de Ágreda y la beata Ana Catalina Emmerich que hablan sobre Joaquín y Ana, aportando detalles que no están en los evangelios canónicos.