Los primeros jesuitas en la expansión de la Compañía de Jesús
En 1540 Fabro estuvo con Pedro Ortiz en Worms en un coloquio entre católicos y protestantes y, en 1541, en otro coloquio del mismo tipo en Ratisbona. Fabro le dio los ejercicios espirituales a Pedro Canisio, que se hizo jesuita. Luego Fabro partió para España con Ortiz.
Fabro regresó a Alemania y fundó un colegio en Colonia, que contó con el apoyo de los cartujos.
En 1541 Bobadilla llegó a Alemania con el cardenal Juan Morone pero fue expulsado en 1548 por criticar el Interim de Augsburgo y regresó a Roma.
Claudio Jayo, por su parte, llegó a Alemania en 1541. Entre 1545 y 1547 estuvo en el Concilio de Trento, enviado por el cardenal Otto Truchsess von Waldburg. También estuvieron en el Concilio de Trento los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Martín de Olabe161 y Francisco Torres.
En 1541 fueron enviados como nuncios apostólicos a Irlanda los jesuitas Salmerón y Broët. San Ignacio escribió para ellos unas instrucciones. Fracasaron a los pocos días porque encontraron una gran oposición. Pasaron por Escocia y tuvieron una audiencia con Jacobo V, tras la cual regresaron a Roma.
El duque de Baviera pidió ayuda para su centro teológico, entonces en decadencia. San Ignacio envió a Ingolstadt a Claudio Jayo, Alfonso Salmerón y Pedro Canisio. Estos llegaron en 1549. En 1550 san Ignacio mandó a Jayo a Augsburgo para participar en una dieta imperial, a petición de Otto Truchsess. En 1551 Fernando I solicitó a Jayo para fundar un colegio en Viena, que prosperó.
En 1556 san Ignacio fundó las provincias jesuitas de Germania Inferior y Germania Superior y nombró a Pedro Canisio superior de la segunda. Ese mismo año san Ignacio mandó fundar un colegio en Praga, a donde se dirigió Canisio.
Entre 1545 y 1546 Simão Rodrigues escribió unas reglas jesuitas válidas para Portugal. En 1542 se había fundado el colegio jesuita de Coimbra. Sin embargo, por falta de una buena dirección espiritual, algunos colegiales llevaban a cabo una penitencia extrema mientras que otros llevaban una vida muy relajada. El 7 de mayo de 1547 san Ignacio dirigió una carta para corregir a estos estudiantes.
En 1551 san Ignacio nombró a Simão Rodrigues provincial de Aragón pero este se negó a ocupar el cargo. Fue llamado a Roma, donde fue juzgado por cuatro jesuitas y se le impusieron varias penitencias como sanción, de las que san Ignacio le eximió. Con todo, Rodrigues se rebeló contra la sentencia y dijo que era injusta. Llegó a plantearse irse de la Compañía pero, finalmente, continuó en ella.
Los jesuitas entraron en crisis en todo Portugal y san Ignacio escribió una nueva carta, dirigida a todos los jesuitas portugueses, el 23 de marzo de 1553.
Francisco de Borja pidió que se fundase un colegio jesuita en Valencia, que pudo ser inaugurado en 1544 gracias al apoyo económico del jesuita valenciano Jerónimo Doménech. Luego se fundó el colegio de Gandía que, gracias a Francisco de Borja, fue elevado al rango de universidad en 1547, con aprobación de Paulo III. En vida de san Ignacio se fundaron también los colegios de Barcelona y Valladolid (1545), Alcalá de Henares (1546), Salamanca (1548), Burgos (1550), Medina del Campo y Oñate (1551), Córdoba (1553), Ávila, Cuenca, Plasencia, Granada y Sevilla (1554), Murcia y Zaragoza (1555) y Monterrey (1556).
En 1547 san Ignacio creó la provincia jesuita de España. Esta fue dividida en las de Aragón y Castilla en 1552 y, nuevamente, fue dividida en Castilla, Aragón y Andalucía en 1554. Antonio de Araoz quedó como provincial de Castilla, Francisco de Estrada fue provincial de Aragón y Miguel de Torres provincial de Andalucía.
En Italia se fundaron 19 colegios jesuitas en vida de san Ignacio. En 1551 se creó la provincia jesuita de Italia, bajo el provincial Broët, aunque las casas de Roma y Nápoles estaban a cargo directamente del general san Ignacio.
Enrique II de Francia le dio reconocimiento jurídico a la Compañía verbalmente en 1550 y por escrito en 1551. Sin embargo, esto no fue refrendado por el parlamento francés y la Universidad de París también se mostró contraria al establecimiento de los jesuitas allí. Pese a esto, en 1554 había 12 jesuitas viviendo en París, en 1555 se erigió la provincia de Francia con Pascasio Broët como provincial y en 1556 se fundó un colegio en Billom gracias al apoyo del obispo Guillermo Duprat.
En 1553 san Ignacio creó la provincia jesuita de Brasil, con Manuel de Nóbrega como provincial. En este territorio había 30 jesuitas diseminados por Pernambuco, Porto Seguro, Río de Janeiro, São Vicente y Piratininga. En este último lugar fundaron el Colegio de São Paulo.
En 1540 Fabro estuvo con Pedro Ortiz en Worms en un coloquio entre católicos y protestantes y, en 1541, en otro coloquio del mismo tipo en Ratisbona. Fabro le dio los ejercicios espirituales a Pedro Canisio, que se hizo jesuita. Luego Fabro partió para España con Ortiz.
Fabro regresó a Alemania y fundó un colegio en Colonia, que contó con el apoyo de los cartujos.
En 1541 Bobadilla llegó a Alemania con el cardenal Juan Morone pero fue expulsado en 1548 por criticar el Interim de Augsburgo y regresó a Roma.
Claudio Jayo, por su parte, llegó a Alemania en 1541. Entre 1545 y 1547 estuvo en el Concilio de Trento, enviado por el cardenal Otto Truchsess von Waldburg. También estuvieron en el Concilio de Trento los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Martín de Olabe161 y Francisco Torres.
En 1541 fueron enviados como nuncios apostólicos a Irlanda los jesuitas Salmerón y Broët. San Ignacio escribió para ellos unas instrucciones. Fracasaron a los pocos días porque encontraron una gran oposición. Pasaron por Escocia y tuvieron una audiencia con Jacobo V, tras la cual regresaron a Roma.
El duque de Baviera pidió ayuda para su centro teológico, entonces en decadencia. San Ignacio envió a Ingolstadt a Claudio Jayo, Alfonso Salmerón y Pedro Canisio. Estos llegaron en 1549. En 1550 san Ignacio mandó a Jayo a Augsburgo para participar en una dieta imperial, a petición de Otto Truchsess. En 1551 Fernando I solicitó a Jayo para fundar un colegio en Viena, que prosperó.
En 1556 san Ignacio fundó las provincias jesuitas de Germania Inferior y Germania Superior y nombró a Pedro Canisio superior de la segunda. Ese mismo año san Ignacio mandó fundar un colegio en Praga, a donde se dirigió Canisio.
Entre 1545 y 1546 Simão Rodrigues escribió unas reglas jesuitas válidas para Portugal. En 1542 se había fundado el colegio jesuita de Coimbra. Sin embargo, por falta de una buena dirección espiritual, algunos colegiales llevaban a cabo una penitencia extrema mientras que otros llevaban una vida muy relajada. El 7 de mayo de 1547 san Ignacio dirigió una carta para corregir a estos estudiantes.
En 1551 san Ignacio nombró a Simão Rodrigues provincial de Aragón pero este se negó a ocupar el cargo. Fue llamado a Roma, donde fue juzgado por cuatro jesuitas y se le impusieron varias penitencias como sanción, de las que san Ignacio le eximió. Con todo, Rodrigues se rebeló contra la sentencia y dijo que era injusta. Llegó a plantearse irse de la Compañía pero, finalmente, continuó en ella.
Los jesuitas entraron en crisis en todo Portugal y san Ignacio escribió una nueva carta, dirigida a todos los jesuitas portugueses, el 23 de marzo de 1553.
Francisco de Borja pidió que se fundase un colegio jesuita en Valencia, que pudo ser inaugurado en 1544 gracias al apoyo económico del jesuita valenciano Jerónimo Doménech. Luego se fundó el colegio de Gandía que, gracias a Francisco de Borja, fue elevado al rango de universidad en 1547, con aprobación de Paulo III. En vida de san Ignacio se fundaron también los colegios de Barcelona y Valladolid (1545), Alcalá de Henares (1546), Salamanca (1548), Burgos (1550), Medina del Campo y Oñate (1551), Córdoba (1553), Ávila, Cuenca, Plasencia, Granada y Sevilla (1554), Murcia y Zaragoza (1555) y Monterrey (1556).
En 1547 san Ignacio creó la provincia jesuita de España. Esta fue dividida en las de Aragón y Castilla en 1552 y, nuevamente, fue dividida en Castilla, Aragón y Andalucía en 1554. Antonio de Araoz quedó como provincial de Castilla, Francisco de Estrada fue provincial de Aragón y Miguel de Torres provincial de Andalucía.
En Italia se fundaron 19 colegios jesuitas en vida de san Ignacio. En 1551 se creó la provincia jesuita de Italia, bajo el provincial Broët, aunque las casas de Roma y Nápoles estaban a cargo directamente del general san Ignacio.
Enrique II de Francia le dio reconocimiento jurídico a la Compañía verbalmente en 1550 y por escrito en 1551. Sin embargo, esto no fue refrendado por el parlamento francés y la Universidad de París también se mostró contraria al establecimiento de los jesuitas allí. Pese a esto, en 1554 había 12 jesuitas viviendo en París, en 1555 se erigió la provincia de Francia con Pascasio Broët como provincial y en 1556 se fundó un colegio en Billom gracias al apoyo del obispo Guillermo Duprat.
En 1553 san Ignacio creó la provincia jesuita de Brasil, con Manuel de Nóbrega como provincial. En este territorio había 30 jesuitas diseminados por Pernambuco, Porto Seguro, Río de Janeiro, São Vicente y Piratininga. En este último lugar fundaron el Colegio de São Paulo.