Conversión y compromisos
Compromiso político y feminismo
Edith Stein se interesó mucho por las cuestiones que concernían a las mujeres. Trabajó por el derecho al voto de la mujer, que se obtuvo en 1919 en Alemania. Militó en la organización Asociación Prusiana por el Derecho de las Mujeres al Voto». Hacia 1905 escribió: 'Los alemanes conservadores odian a los judíos social-demócratas'; la socialdemocracia rusa tenía entonces dos 'corrientes': bolcheviques y mencheviques, más adelante, Edith propuso: 'La realidad comunista: cada uno para todos. La realidad anarquista. todos contra todos. La realidad atómica: cada uno para sí'. En 1919 se afilió al Partido Demócrata Alemán (DDP), un partido de centro-izquierda que acogía a las feministas así como a las personalidades judías. Aunque en su juventud decía ser sensible al ideal prusiano se volvió cada vez más crítica con el militarismo de Prusia y el antisemitismo que había en el ambiente. Edith escribió en 1919: «de todos modos, nosotros (los judíos) no podemos esperar ninguna simpatía de la derecha». Comentó a su amigo polaco Roman Ingarden «el terrible antisemitismo que reina aquí». La gran idealista se decantó progresivamente por la realidad de la política. Más tarde escribió: «joven estudiante, yo era una feminista radical. Después esta cuestión perdió interés en mí. Ahora estoy buscando soluciones puramente objetivas».
Siguió sintiéndose europea, negó el triunfalismo prusiano sobre el Sedán y escribió acerca de la carnicería de la Primera Guerra Mundial: «solo dos cosas me mantienen despierta la curiosidad: la curiosidad para ver lo que va a salir de Europa, y la esperanza de aportar mi contribución en la filosofía». En sus cartas de los años 1930 escribió sobre los autores polacos y del francés Romain Rolland, al que apreciaba, y se negó a ver que la comunidad humana se desgarrase debido a un nacionalismo exacerbado. Esto es, sin duda, el origen común de su feminismo, así como de su pacifismo. Comentó asimismo que tuvo discusiones acaloradas acerca de estos temas en el seno de su partido.
Edith Stein fue la primera mujer que recibió el doctorado en Filosofía del más eminente filósofo de su tiempo, Edmund Husserl, y la primera que pidió oficialmente que las mujeres pudieran obtener la categoría de «profesorado». Durante los años 1918 y 1919 publicó El individuo y la comunidad bajo el título de Contribuciones a un fundamento filosófico de la psicología y de las ciencias humanas, se alejó de las ideas de Husserl y recordó la religión. Frente a las discriminaciones sufridas acerca de su habilitación escribió al Ministro de Cultura alemán, que le dio la razón, pues afirmaba la posibilidad de que una mujer pudiera ser profesor de universidad. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, tuvo que refugiarse en Kiel, Hamburgo y Gotinga. Frente a esta oposición fundó una academia privada que llegó a tener treinta alumnos, entre ellos al futuro sociólogo Norbert Elias. Continuó con sus reflexiones, que expuso en la publicación de Estudio sobre el Estado, en el que se describían los conceptos de persona, comunidad, pueblo y estado. Se opuso a la ideología del nacional-socialismo alemán, así como a las ideologías marxistas.
Edith observó al final de su vida los progresos realizados en relación con los derechos de la mujer, así como los cambios de mentalidad, y escribió un nuevo libro, Formación de la mujer y profesión de la mujer, donde explicaba que «las jóvenes aprueban ahora el bachillerato y se inscriben en la universidad pero ignoran lo que se tardó en reuniones, resoluciones, peticiones escritas al Reichstag o Staatsregierungen para que se abriesen a las mujeres en 1901 las puertas de la universidad alemana».
Compromiso político y feminismo
Edith Stein se interesó mucho por las cuestiones que concernían a las mujeres. Trabajó por el derecho al voto de la mujer, que se obtuvo en 1919 en Alemania. Militó en la organización Asociación Prusiana por el Derecho de las Mujeres al Voto». Hacia 1905 escribió: 'Los alemanes conservadores odian a los judíos social-demócratas'; la socialdemocracia rusa tenía entonces dos 'corrientes': bolcheviques y mencheviques, más adelante, Edith propuso: 'La realidad comunista: cada uno para todos. La realidad anarquista. todos contra todos. La realidad atómica: cada uno para sí'. En 1919 se afilió al Partido Demócrata Alemán (DDP), un partido de centro-izquierda que acogía a las feministas así como a las personalidades judías. Aunque en su juventud decía ser sensible al ideal prusiano se volvió cada vez más crítica con el militarismo de Prusia y el antisemitismo que había en el ambiente. Edith escribió en 1919: «de todos modos, nosotros (los judíos) no podemos esperar ninguna simpatía de la derecha». Comentó a su amigo polaco Roman Ingarden «el terrible antisemitismo que reina aquí». La gran idealista se decantó progresivamente por la realidad de la política. Más tarde escribió: «joven estudiante, yo era una feminista radical. Después esta cuestión perdió interés en mí. Ahora estoy buscando soluciones puramente objetivas».
Siguió sintiéndose europea, negó el triunfalismo prusiano sobre el Sedán y escribió acerca de la carnicería de la Primera Guerra Mundial: «solo dos cosas me mantienen despierta la curiosidad: la curiosidad para ver lo que va a salir de Europa, y la esperanza de aportar mi contribución en la filosofía». En sus cartas de los años 1930 escribió sobre los autores polacos y del francés Romain Rolland, al que apreciaba, y se negó a ver que la comunidad humana se desgarrase debido a un nacionalismo exacerbado. Esto es, sin duda, el origen común de su feminismo, así como de su pacifismo. Comentó asimismo que tuvo discusiones acaloradas acerca de estos temas en el seno de su partido.
Edith Stein fue la primera mujer que recibió el doctorado en Filosofía del más eminente filósofo de su tiempo, Edmund Husserl, y la primera que pidió oficialmente que las mujeres pudieran obtener la categoría de «profesorado». Durante los años 1918 y 1919 publicó El individuo y la comunidad bajo el título de Contribuciones a un fundamento filosófico de la psicología y de las ciencias humanas, se alejó de las ideas de Husserl y recordó la religión. Frente a las discriminaciones sufridas acerca de su habilitación escribió al Ministro de Cultura alemán, que le dio la razón, pues afirmaba la posibilidad de que una mujer pudiera ser profesor de universidad. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, tuvo que refugiarse en Kiel, Hamburgo y Gotinga. Frente a esta oposición fundó una academia privada que llegó a tener treinta alumnos, entre ellos al futuro sociólogo Norbert Elias. Continuó con sus reflexiones, que expuso en la publicación de Estudio sobre el Estado, en el que se describían los conceptos de persona, comunidad, pueblo y estado. Se opuso a la ideología del nacional-socialismo alemán, así como a las ideologías marxistas.
Edith observó al final de su vida los progresos realizados en relación con los derechos de la mujer, así como los cambios de mentalidad, y escribió un nuevo libro, Formación de la mujer y profesión de la mujer, donde explicaba que «las jóvenes aprueban ahora el bachillerato y se inscriben en la universidad pero ignoran lo que se tardó en reuniones, resoluciones, peticiones escritas al Reichstag o Staatsregierungen para que se abriesen a las mujeres en 1901 las puertas de la universidad alemana».