Iconografía
Los atributos con los que suele representarse a este santo son: Sombrero y ropa de cardenal (de color rojo), un león y, en menor medida, una cruz, una calavera (la cual remite al tópico del memento mori ), libros y materiales para escribir. El motivo por el cual se le representa con un león es porque, según se dice, se encontraba San Jerónimo meditando a las orillas del río Jordán, cuando vio un león que se arrastraba hacia él con una pata atravesada por una enorme espina. San Jerónimo socorrió a la fiera y le curó la pata por completo. El animal, agradecido, no quiso separarse jamás de su bienhechor. Cuando murió San Jerónimo, el león se acostó sobre su tumba y se dejó morir de hambre. Pero es una leyenda atribuida por error, en realidad le pertenece a San Gerásimo, eremita, y recuerda a la fábula de Androcles y el león. El parecido en los nombres indujo al error.
Hay dos iconografías clásicas para la representación de san Jerónimo: la primera lo presenta escribiendo en su gabinete, como aparece en el cuadro de Domenico Ghirlandaio para la iglesia de Ognissanti en Florencia, con toda seguridad preparando su traducción latina de la Biblia. La segunda lo muestra sometiéndose a mortificación como penitencia, lo que da a los artistas la oportunidad de reflejar un desnudo masculino parcial, pues aparece como un eremita en la gruta del desierto, generalmente acompañado por un león, como puede verse en el cuadro de Leonardo y en el San Jerónimo en oración de El Bosco. Acompañado de las santas Paula y Eustoquia fue representado por Andrea del Castagno (en Trinidad con santos) y por Zurbarán.
Los atributos con los que suele representarse a este santo son: Sombrero y ropa de cardenal (de color rojo), un león y, en menor medida, una cruz, una calavera (la cual remite al tópico del memento mori ), libros y materiales para escribir. El motivo por el cual se le representa con un león es porque, según se dice, se encontraba San Jerónimo meditando a las orillas del río Jordán, cuando vio un león que se arrastraba hacia él con una pata atravesada por una enorme espina. San Jerónimo socorrió a la fiera y le curó la pata por completo. El animal, agradecido, no quiso separarse jamás de su bienhechor. Cuando murió San Jerónimo, el león se acostó sobre su tumba y se dejó morir de hambre. Pero es una leyenda atribuida por error, en realidad le pertenece a San Gerásimo, eremita, y recuerda a la fábula de Androcles y el león. El parecido en los nombres indujo al error.
Hay dos iconografías clásicas para la representación de san Jerónimo: la primera lo presenta escribiendo en su gabinete, como aparece en el cuadro de Domenico Ghirlandaio para la iglesia de Ognissanti en Florencia, con toda seguridad preparando su traducción latina de la Biblia. La segunda lo muestra sometiéndose a mortificación como penitencia, lo que da a los artistas la oportunidad de reflejar un desnudo masculino parcial, pues aparece como un eremita en la gruta del desierto, generalmente acompañado por un león, como puede verse en el cuadro de Leonardo y en el San Jerónimo en oración de El Bosco. Acompañado de las santas Paula y Eustoquia fue representado por Andrea del Castagno (en Trinidad con santos) y por Zurbarán.