Predicando por Europa
Artículo principal: Hermanos menores de la regular observancia
Se lanzó entonces a predicar los evangelios por Europa, primero pasando por Alemania, Bohemia (en donde predicó y proclamó cruzadas contra los husitas), Austria, Hungría y Polonia. Predicaba en las plazas, acudiendo gran número de personas en las distintas ciudades donde le llamaban "el padre piadoso" o "el santo predicador". Muchos jóvenes se le unieron en sus labores religiosas y provocaba gran fervor en todos los que le escuchaban, llegándose a producir espontáneas quemas de libros de brujería. Sus discursos duraban entre dos y tres horas. En estos sermones multitudinarios, según relataba el cronista Elia Capriolo, ocasionalmente se producían «hermosos milagros», aunque también señala que «se contaba mucho más de lo que era realmente cierto».
Su rutina diaria era el dormir y comer poco, y ser siempre amable con los demás. Sufría de cojera por artritis y vestía pobremente.
Después de muerto, reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones, que sumaron 17 gruesos volúmenes.
Además de predicar, se dedicó a ser consejero personal y legado (embajador) de papas como Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III, siendo muy prudente y sabio en sus decisiones diplomáticas. Fue enviado, entre otros destinos, a Milán y a Borgoña. También ejerció de inquisidor varias veces, condenando la herejía, el amor mundano y la vanidad. En Breslavia reclamó la expulsión de los judíos de dicha ciudad e incluso llegó a mandar quemar a 40 de ellos y otros 36 en la plaza del mercado de Berlín, y los persiguió en Sicilia, Moravia y Polonia. Asimismo persiguió a los fraticelli en Ferrara y a los jesuatos en Venecia.
Artículo principal: Hermanos menores de la regular observancia
Se lanzó entonces a predicar los evangelios por Europa, primero pasando por Alemania, Bohemia (en donde predicó y proclamó cruzadas contra los husitas), Austria, Hungría y Polonia. Predicaba en las plazas, acudiendo gran número de personas en las distintas ciudades donde le llamaban "el padre piadoso" o "el santo predicador". Muchos jóvenes se le unieron en sus labores religiosas y provocaba gran fervor en todos los que le escuchaban, llegándose a producir espontáneas quemas de libros de brujería. Sus discursos duraban entre dos y tres horas. En estos sermones multitudinarios, según relataba el cronista Elia Capriolo, ocasionalmente se producían «hermosos milagros», aunque también señala que «se contaba mucho más de lo que era realmente cierto».
Su rutina diaria era el dormir y comer poco, y ser siempre amable con los demás. Sufría de cojera por artritis y vestía pobremente.
Después de muerto, reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones, que sumaron 17 gruesos volúmenes.
Además de predicar, se dedicó a ser consejero personal y legado (embajador) de papas como Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III, siendo muy prudente y sabio en sus decisiones diplomáticas. Fue enviado, entre otros destinos, a Milán y a Borgoña. También ejerció de inquisidor varias veces, condenando la herejía, el amor mundano y la vanidad. En Breslavia reclamó la expulsión de los judíos de dicha ciudad e incluso llegó a mandar quemar a 40 de ellos y otros 36 en la plaza del mercado de Berlín, y los persiguió en Sicilia, Moravia y Polonia. Asimismo persiguió a los fraticelli en Ferrara y a los jesuatos en Venecia.