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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Cruzada contra los turcos...

Cruzada contra los turcos

Los turcos habían conquistado la ciudad de Constantinopla en 1453 y se preparaban para invadir Hungría por orden del conquistador Mehmet II. Ya se habían reclutado a 100 000 hombres para tal misión y consiguieron invadir Serbia en 1455, para retomar los territorios húngaros perdidos para el momento. El papa Calixto III predicó una cruzada en la Dieta de Fráncfort en 1454 para defenderse del ataque otomano en el Este de Europa, y su llamamiento fue respondido por Juan de Capistrano, que empezó a reclutar a cristianos fervorosos por toda Hungría. Logró reunir un total de 35 000 hombres, aunque en su mayoría eran campesinos, artesanos y estudiantes y estaban mal pertrechados. Al contingente de 15 000 mercenarios del caudillo de los húngaros, se unió Juan Hunyadi, al que la nobleza había dado la espalda y no podía contar con un ejército regular.

El punto de encuentro entre las fuerzas cristianas y las otomanas se daría en el Sitio de Belgrado, último reducto para que los turcos pudieran pasar libremente a Hungría. Era el mes de julio del año 1456. La ciudad se encontraba medio derruida a causa del bombardeo de los 200 cañones turcos y, para colmo, se acercaban 50 000 jenízaros. Entonces el santo se dedicó a enardecer a las tropas empuñando una bandera en donde estaba bordada una cruz mientras gritaba: "Jesús, Jesús, Jesús". Esto animó a los defensores, que consiguieron rechazar en dos ocasiones las acometidas turcas. En el momento álgido de la batalla, el franciscano pronunció: "Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión", liderando el contraataque cristiano que provocó la retirada turca, produciéndose 25 000 bajas entre los infieles.

Los oficiales del contingente cristiano dijeron de él en varias ocasiones: "Este fraile tiene más autoridad sobre nuestros soldados, que el mismo jefe de la nación". El franciscano fue vitoreado en Belgrado al regresar de la persecución de los otomanos por su gran victoria. Pero poco le duró la alegría, ya que la peste se había desatado en la ciudad y Juan de Capistrano se contagió de ella, muriendo pocos meses después, el 23 de octubre de 1456 con 70 años.