ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Hagiografía...

Hagiografía

San Vicente de Talavera, Santa Sabina de Talavera y Santa Cristeta de Talavera, como son conocidos individualmente, según las fuentes de que se disponen, quedaron huérfanos tempranamente, siendo Vicente, el mayor, quien se encargó del cuidado de sus hermanas.

Según los textos, los hermanos eran de Ebura (Ebura de Carpetania o Aebura), aunque hay quien les asocia con Évora (Portugal).​

Según la tradición fue Publio Daciano, prefecto romano de Hispania y gobernador de la Bética a quien se relaciona con la aplicación en Hispania del decreto de Diocleciano. Y la tradición le achaca directamente el martirio infligido a los tres hermanos de Talavera.​

Publio Daciano llegó a Talavera de la Reina tras pasar por Barcelona, Zaragoza y Toledo aplicando el decreto de persecución de los cristianos. Allí Vicente fue denunciado como cristiano y presentado ante el prefecto. Confesó que era cristiano y fue requerido para que abjurara de su fe e hiciera sacrificios a los dioses del imperio. Dice el acta del martirio de los santos que Vicente contestó:

Carecería de sólido entendimiento si, menospreciando al Dios verdadero que creó el cielo y formó la tierra, penetró los abismos y ciñó los mares, diese culto a los falsos dioses de leña y piedra, representados en estatuas vanas. Júpiter a quien tú invocas, fue un hombre inútil cuyas maldades y torpezas publican vuestros mismos libros, pero mi Dios es Santo e inmaculado, uno en esencia y trino en personas, quien por su infinito poder y suma bondad hizo las obras admirables, que en el cielo y la tierra vemos y sabemos, las cuales por todas partes publican su divinidad.

Enviado al templo de Júpiter para que ofreciese el pertinente sacrificio, dice la leyenda que, al pisar templo, la piedra se ablandó como cera bajo sus pies, dejando marcadas en el suelo las huellas de sus plantas y del báculo en que se apoyaba. Hoy día se venera en Talavera de la Reina una losa con dos pies y un hoyo circular marcados atribuidos a aquel episodio.

Amedrentados, los guardias se van despavoridos. Vicente recoge a sus hermanas Sabina y Cristeta en su casa y los tres huyen a través de la Sierra que hoy lleva su nombre.​ Otra versión dice que fueron los arúspices del templo quienes consideraron el hecho de la piedra un mal augurio y pidieron al prefecto que encerrara tres días a Vicente para ver si se retractaba. Encerrado, fue visitado por sus hermanas que le pidieron que escapara con ellas para poder cuidarlas. Ayudados por centinelas huyeron.

En la Sierra de San Vicente, término municipal de Hinojosa de San Vicente (provincia de Toledo) se encuentra la cueva donde estuvieron ocultos los santos Vicente, Sabina y Cristeta durante la búsqueda ordenada por Daciano para su captura.​ Prosiguen su huida y son capturados cerca de Ávila y martirizados con crueldad.

Sus cuerpos, inicialmente abandonados en el campo, fueron recogidos por un hebreo que, convertido al cristianismo, los llevó a la ciudad y edificó la primera iglesia a ellos dedicada.​ El Sepulcro de los Santos Mártires se encuentra en la actual basílica de San Vicente de Ávila,​ sucesora de la primitiva iglesia destinada a conservar sus restos y su memoria.