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PSICOANÁLISIS: DUELO

Lo Entrañable

“Y tengo un reloj para medir mi dolor
cada segundo es la pena que va cayendo en mi corazón.
Y aunque no me hago ilusiones, algo tendrá que cambiar,
Aunque yo sueñe canciones y otros prefieran callar...”. CARLOS VARELA

Aquellos que se fueron para nunca más volver. Pequeñas cosas silenciosas.
¿Por qué tuvo que partir ese ser tan digno?.
Recuerdas. Recuerdos que se pegan al cielo. Imágenes de manos abiertas, de sonrisas comprometidas con el sentir. Respetos a la vida. Aquel que no le temía al qué dirán. Sujetos que se proyectan al espacio de tu vida y de su tiempo. No todos los humanos serán recordados. Están los que sí, los que han dejado huella, desde el liviano peso de sus amores.

Hoy hablaremos de ellos. Sujetos que se nos mueren y levantan estrellas no grises. Sujetos que comparten la suerte de tender la mano. Amigos que se van. Seres que rasgan el alma. Y hoy nos “hace falta” su fortaleza para seguir en la lucha por lo digno.

Pérdidas y lo que queda. ¿Cuánto sufrir se llevó él / ella en su último viaje?. El adiós es un dolor. Y van recuerdos que no le devolverán la vida. Ínfimos recuerdos y con desesperación. El recuerdo busca, indaga para desbaratar infiernos. Vida hecha de collage, presente y pasado sujeto con alfileres, proyectando al futuro breves deseos. El futuro es ya.

La ciencia dice que eso se transforma. Así transformas el dolor en lágrimas que recorren tu cuerpo. Agujeros en la vida. A cada cual su duelo.
Aquel que se fue transmite su energía si la peleó hasta el fin. Energía que hoy se transmite por amor.
Te pierdes. No te pierdo. Pedazos de paisajes del alma que golpean la puerta del recuerdo. Como diría el poeta:
A veces es necesario “tirarse panza arriba” para que conversen entre ellos nuestros recuerdos.

Entrañables amigos de cosas compartidas. Partidas que no se demoran, vida que se va. Lo traumático es la sorpresa. Falta que no es cualquier falta. La falta de su mano franca. La falta de su profunda mirada. La falta de su sutil palabra. La falta de su contención en presencia. Lo sublime de su ausencia. La ausencia y lo irremplazable. Un decir que intenta mantenerlo con vida. Un imposible. Un recuerdo que acude a toda imagen. Nada es para siempre, y lo temprano de su partida. Búsquedas en lo profundo de sí con toda su carga, carga por no saber qué hacer con esa angustia. Consultas buscando respuestas precisas. Allí un psicoanalista actúa. Orienta al vivir del que sufre, abriendo algún camino.

El humano tiene un don, el de sobrevivir, de allí que sueña. El sueño es un refugio cuando lo sin-nombre acecha. La vida no es sin pesadillas.
Hablar libera, no te calles el amor.

Tal vez hoy tu ser entrañable no halla partido aún y esté en algún último desesperado combate frente a la muerte. La ayuda que le podemos brindar es sólo decirle lo que él representa para nosotros. Aunque esté inconsciente en terapia intensiva, háblale, algo habrá en él que te escuche.

GABRIEL O. ALVAREZ. PSICOANALISTA

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