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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Antecedentes...

Antecedentes

En el libro Segundo de los Macabeos está escrito: «Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados» (2 Mac. 12, 46). Análogamente, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar.

En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En el siglo V había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua (domingo segundo de los tres que se contaban antes de la primera de Cuaresma) o antes de Pentecostés.

En Alemania cerca del año 980, según el testimonio del cronista medieval Viduquindo de Corvey, hubo una ceremonia consagrada a la oración de los difuntos el día 1 de noviembre, fecha aceptada y bendecida por la Iglesia romana. Probablemente a causa de los movimientos milenaristas, alrededor del año 1000, la conmemoración de los Fieles Difuntos, el día 2 de noviembre, se popularizó y extendió por la Cristiandad occidental, especialmente en 998, por idea de San Odilón de Cluny, hasta ser finalmente aceptada en el siglo XVI como fecha en el que la Iglesia celebraría esta fiesta.