LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS
TEMAS DEL DIA EN EL ALMANAQUE
El Almanaque es un medio abierto a todas las opiniones. La opinión de los artículos es responsabilidad de sus autores
LÉXICO: MEDICINA - EDUCACIÓN - RELIGIÓN - DERECHO-POLÍTICA - AMOR Y SEXO - ECOLOGÍA
EL ALMANAQUE se ocupa hoy de la Vía Láctea, una bellísima ficción en la que hemos proyectado nuestro culto a la leche.
VÍA LÁCTEA
Es éste un nombre latino, asumido como propio por muchas lenguas, que no han sentido la necesidad de traducirlo. La traducción a términos en uso sería "camino de leche". En el español actual, la palabra vía ha quedado reservada casi exclusivamente para la singular vía férrea (obsérvese la hechura también latina de esta denominación), que aunque no en su función, sí en su forma se aparta de la imagen de la que nació la palabra. Vía es en latín el camino, el conducto, el paso, la ruta: viae solis llamaban los romanos al conjunto de los signos del zodíaco, los caminos del sol; y crearon el nombre de vía láctea para nombrar esa realidad astronómica, y la sostuvieron además en un mito.
La mitología romana nos presenta a Hércules en el primer episodio de su vida tormentosa. El héroe ha sido engendrado por Júpiter, en una más de sus continuas infidelidades. La primera venganza que idea Juno (en la mitología griega, Hera, la Señora), la celosa y despechada esposa de Júpiter (Zeus para los griegos) es secuestrar al recién nacido y huir con él. Para ello se ha de convertir en su nodriza. Pero como no le es grato amamantar al fruto de la infidelidad de su esposo, durante la huida rebosa de sus pechos exuberantes la leche que le escatima al héroe. Y de esa leche perdida se forma en el cielo la Vía Láctea.
La versión cristiana de la Vía Láctea procede de los evangelios apócrifos: el decreto de Herodes que obliga a matar a todos los recién nacidos, para evitar que el rey anunciado por los reyes magos y su estrella, le arrebate el trono, ese decreto de matanza de los inocentes pone en fuga a María con su hijo y a José, que ha recibido un aviso del ángel en ese sentido. En la huida, que no tiene tregua porque los soldados les van pisando los talones a los fugitivos, la madre de Dios no puede pararse a amamantar a su hijo, por lo que sus pechos repletos van perdiendo la leche. Pero ésta no cae en tierra en tierra, sino que sube al cielo en forma de polvo de estrellas, formándose así la vía láctea.
Esa es la interpretación que hicieron los mitos de esa faja blanquecina, algo irregular, que cruza de parte a parte la bóveda celeste. Los griegos la llamaron o galaxiaV kukloV (o galaxías kýklos), el círculo lácteo. GalaxiaV (galaxías) es el adjetivo que significa lácteo, de leche, y que los astrónomos eligieron para denominar todo lo que en el firmamento vemos desde la tierra con aspecto lechoso. La creciente potencia de los telescopios ha ido aumentando el número de galaxias (de manchas lechosas) del universo.
Nuestra galaxia es la propia Vía Láctea, con sus dos satélites: las Nubes de Magallanes por una parte, y por otra la gran nebulosa espiral de Andrómeda, con sus acompañantes; y todo ello, junto con una docena más de formaciones semejantes, no es más que una parte de un pequeño grupo de galaxias, aisladas de otros sistemas análogos… En fin, que la Vía Láctea no es más que el umbral desde el que la Tierra se asoma al Universo, un universo lechoso, visto así por una humanidad cuyo primer alimento es la leche, y que ha creado una cabaña de millones de inmensas ubres con patas y boca para seguir siendo lactante a lo largo de toda la vida. ¿Cómo no iba a ver esta humanidad el cielo rebosante de leche?
Buscador temático del Almanaque - EL ALMANAQUE dedica sus afanes a poner a tu alcance UNA PALABRA CADA DÍA. Por Mariano Arnal
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VÍA LÁCTEA
Es éste un nombre latino, asumido como propio por muchas lenguas, que no han sentido la necesidad de traducirlo. La traducción a términos en uso sería "camino de leche". En el español actual, la palabra vía ha quedado reservada casi exclusivamente para la singular vía férrea (obsérvese la hechura también latina de esta denominación), que aunque no en su función, sí en su forma se aparta de la imagen de la que nació la palabra. Vía es en latín el camino, el conducto, el paso, la ruta: viae solis llamaban los romanos al conjunto de los signos del zodíaco, los caminos del sol; y crearon el nombre de vía láctea para nombrar esa realidad astronómica, y la sostuvieron además en un mito.
La mitología romana nos presenta a Hércules en el primer episodio de su vida tormentosa. El héroe ha sido engendrado por Júpiter, en una más de sus continuas infidelidades. La primera venganza que idea Juno (en la mitología griega, Hera, la Señora), la celosa y despechada esposa de Júpiter (Zeus para los griegos) es secuestrar al recién nacido y huir con él. Para ello se ha de convertir en su nodriza. Pero como no le es grato amamantar al fruto de la infidelidad de su esposo, durante la huida rebosa de sus pechos exuberantes la leche que le escatima al héroe. Y de esa leche perdida se forma en el cielo la Vía Láctea.
La versión cristiana de la Vía Láctea procede de los evangelios apócrifos: el decreto de Herodes que obliga a matar a todos los recién nacidos, para evitar que el rey anunciado por los reyes magos y su estrella, le arrebate el trono, ese decreto de matanza de los inocentes pone en fuga a María con su hijo y a José, que ha recibido un aviso del ángel en ese sentido. En la huida, que no tiene tregua porque los soldados les van pisando los talones a los fugitivos, la madre de Dios no puede pararse a amamantar a su hijo, por lo que sus pechos repletos van perdiendo la leche. Pero ésta no cae en tierra en tierra, sino que sube al cielo en forma de polvo de estrellas, formándose así la vía láctea.
Esa es la interpretación que hicieron los mitos de esa faja blanquecina, algo irregular, que cruza de parte a parte la bóveda celeste. Los griegos la llamaron o galaxiaV kukloV (o galaxías kýklos), el círculo lácteo. GalaxiaV (galaxías) es el adjetivo que significa lácteo, de leche, y que los astrónomos eligieron para denominar todo lo que en el firmamento vemos desde la tierra con aspecto lechoso. La creciente potencia de los telescopios ha ido aumentando el número de galaxias (de manchas lechosas) del universo.
Nuestra galaxia es la propia Vía Láctea, con sus dos satélites: las Nubes de Magallanes por una parte, y por otra la gran nebulosa espiral de Andrómeda, con sus acompañantes; y todo ello, junto con una docena más de formaciones semejantes, no es más que una parte de un pequeño grupo de galaxias, aisladas de otros sistemas análogos… En fin, que la Vía Láctea no es más que el umbral desde el que la Tierra se asoma al Universo, un universo lechoso, visto así por una humanidad cuyo primer alimento es la leche, y que ha creado una cabaña de millones de inmensas ubres con patas y boca para seguir siendo lactante a lo largo de toda la vida. ¿Cómo no iba a ver esta humanidad el cielo rebosante de leche?
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