ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Tomo...

Tomo

En el Segundo Concilio de Éfeso del año 449, los representantes de León pronunciaron su famoso Tomo,​ una declaración de la fe de la Iglesia romana en forma de carta dirigida al arzobispo Flaviano de Constantinopla, que repite, en estrecha adhesión a Agustín de Hipona, las fórmulas de la cristología occidental. El concilio no leyó la carta ni prestó atención a las protestas de los legados de León, sino que depuso a Flaviano y a Eusebio de Dorylaeum, que apelaron a Roma. Esa es una de las razones por las que el concilio nunca fue reconocido como ecuménico y más tarde fue repudiado por el Concilio de Calcedonia.

En el posterior Concilio de Calcedonia se volvió a presentar como una solución a las controversias cristológicas que seguían enfrentando a Oriente y Occidente.