ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Su doctrina...

Su doctrina

Su obra consta de dos partes, en la primera da exhortaciones de carácter general (a la humildad, etc.), en la segunda parte se ocupa de los conflictos entre los cristianos de Corinto, finalmente una conclusión en la que expresa su ansia de un feliz desenlace. Es posible destacar varios puntos:

Los católicos ven en esta carta el primado de Roma, dado el intento de la Iglesia de Roma de hacer de conciliadora y mediadora, reivindicando una autoridad sobre las demás iglesias. No obstante, otras confesiones cristianas, como las iglesias protestantes, no ven primado alguno de Roma en esta carta y explican la "injerencia" de Clemente en los asuntos de Corinto, resaltando que Clemente era fiel colaborador de Pablo (como lo menciona este en la carta a los filipenses) y seguramente trabajaron juntos en la fundación de la iglesia en Corinto, por lo que Clemente sería aún visto por esta iglesia como una autoridad sobre ellos.

Los superiores eclesiásticos son llamados obispos, y diáconos, en algunos pasajes se les llaman presbíteros, los cuales no pueden ser destituidos por la comunidad, puesto que han sido instituidos por los apóstoles en nombre de Cristo.

Es importante el capítulo quinto, que nos da un testimonio de San Pedro y del viaje de San Pablo a Roma, además del martirio de los apóstoles.

El capítulo XX habla de la armonía y del orden de la creación, los capítulos XXV y XXVI hablan de la resurrección de los muertos, tema importantísimo puesto que era atacado por los paganos. Tertuliano dice que él también atacó antes el tema de la resurrección de los muertos, porque es el tema más difícil de creer. El capítulo XXV se refiere a la leyenda del ave Fénix (resucitado de sus cenizas) como símbolo de resurrección.

Es de destacar la plegaria que precede a la conclusión, de uso litúrgico.

El autor de la carta no se menciona a sí mismo, sino a la Iglesia de Dios que mora en Roma, habla siempre de «nosotros», no cabe duda de que ese «nosotros» es un plural mayestático. Por su unidad, está clarísimo que la obra fue compuesta por una sola persona. Quizás intuyó que sería leída y de dominio público. Al igual que la Didaché fue leída en la asamblea litúrgica.

Además de ello, restableció el uso de la confirmación según el rito de San Pedro. Empieza a usarse en las ceremonias religiosas la palabra «Amén».