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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Leyenda...

Leyenda

Las noticias sobre la vida de Catalina de Alejandría las proporciona documentación muy tardía.​ El documento más antiguo es la Passio, redactada inicialmente en griego entre los siglos VI y VIII, muy conocida a partir del siglo IX a través de la versión latina. Existen además otros textos hagiográficos, entre los que se destaca la Conversio, quizá influida por la mística femenina benedictina. El contenido del conjunto de textos se sintetiza a continuación.

Catalina nació hacia el 290 en el seno de una familia noble de Alejandría, en Egipto. Dotada de una gran inteligencia, destacó muy pronto por sus extensos estudios, que la situaron al mismo nivel de los grandes poetas y filósofos de la época. Una noche se le apareció Cristo y decidió, en ese momento, consagrarle su vida, considerándose, desde entonces, su prometida. El tema del matrimonio místico es común en el este del Mediterráneo y en la espiritualidad católica.

El emperador Majencio (306-312), o más probablemente Maximino (308-313, quien era Augusto de Oriente, al contrario que Majencio) acudió a Alejandría para presidir una fiesta pagana, y ordenó que todos los súbditos hicieran sacrificios a los dioses. Catalina entró en el templo, pero, en lugar de sacrificar, hizo la señal de la cruz. Dirigiéndose al emperador lo reprendió exhortándolo a conocer al verdadero Dios. Conducida a palacio, ella reiteró su negativa a hacer sacrificios pero invitó al emperador a un debate. El emperador perdió el debate, por lo que mantuvo presa a Catalina en su palacio. Ordenó entonces llamar a los grandes sabios del imperio para que debatiesen con ella y la refutaran. A lo largo de la prueba, los sabios se convirtieron al cristianismo, lo que provocó la ira del emperador, quien los condenó a todos a ser ejecutados en la hoguera. Estos sabios, dado que acababan de convertirse al cristianismo, tuvieron miedo de morir sin ser bautizados, por lo que Catalina les bautizó antes de su ejecución. Después Majencio volvió a tratar de convencer a Catalina, con promesas, para que abandonase su fe; pero, al no lograrlo, mandó azotarla y después encerrarla en prisión. Allí fue visitada por la propia emperatriz y por un oficial, Porfirio, quien también terminó por convertirse junto con otros doscientos soldados, según señala la Passio.

El emperador ordenó entonces que torturaran a Catalina utilizando para ello una máquina formada por unas ruedas provistas de unas cuchillas afiladas. Según la Passio, las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina, quien salió ilesa, mientras que las piezas sueltas por la máquina reventada mataron a algunos de los que estaban presentes en la ejecución. La emperatriz nuevamente trató de interceder a favor de Catalina, pero esto enfadó al emperador, quien castigó a la emperatriz. Además mandó decapitar a Catalina, pero de la herida no salió sangre sino leche. Acto seguido, unos ángeles trasladaron su cuerpo al monte Sinaí.

En este lugar, en el siglo VI, el emperador Justiniano fundó un monasterio que, originariamente, se llamó "monasterio de la Transfiguración", pero que posteriormente fue dedicado a la memoria de esta santa mártir: el célebre Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí. Los monjes de este monasterio encontraron sus restos hacia el año 800 en una gruta de la montaña, momento a partir del cual el monasterio custodió sus reliquias y se convirtió en un importante centro de peregrinación.