Reliquias
Sus reliquias fueron trasladadas a Venecia en tiempos del dogo Pedro II Orseolo (991-1009), por María Argyropoula, una princesa bizantina posiblemente hermana de Romano III, que se había casado con Juan, el hijo del dogo. Las reliquias de la santa quedaron después en manos de la Iglesia griega y en 1108 una princesa griega de nombre Bárbara Komnena, que se casó con el príncipe de Kiev, Sviatopolk Iziaslavovich, llevó consigo las reliquias, que fueron depositadas en el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas en Kiev.
En la época de las guerras napoleónicas, las sagradas reliquias fueron llevadas al templo de San Martín de la isla de Burano, donde se siguen custodiando hasta hoy. Los restos están en una capilla dedicada exclusivamente a Santa Bárbara. Una parte de las reliquias de esta mártir, que se hallaban en la iglesia de San Marcos de Venecia, fueron llevadas al santuario de Santa Bárbara perteneciente a la diaconía apostólica y ubicado en el municipio del Ática, del mismo nombre, por el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Christódoulos.
En la iglesia de San Juan del Hospital, Valencia, se halla la columna donde fue martirizada, en una capilla bajo la advocación de la santa. Esta reliquia fue traída a la ciudad de Valencia por la emperatriz Constanza Augusta de Grecia.
En la iglesia de San Jaime de Moncada (Valencia), se encuentra una falange de un dedo de la Santa traída desde Roma a Moncada.
El medallón que tenía durante el martirio se había perdido; dicha reliquia fue encontrada en la penúltima década del siglo XVIII (1780-1790), en el mes de octubre, en una pequeña parroquia llamada Riochico de Portoviejo, en la provincia de Manabí, Ecuador. Según historiadores, estaba enterrado entre matorrales donde actualmente se levanta el templo parroquial, que lleva su nombre. La leyenda dice que el templo se iba a construir en otro sitio pero que el medallón volvió a aparecer misteriosamente donde había sido encontrado. Desapareció por primera vez de la vitrina del templo, a causa de un robo, pero apareció nuevamente un tiempo después y, la segunda vez, después de que dicha parroquia mandara esculpir una imagen de la santa, de manera que fue colocado en ella. Ahora se desconoce su paradero. Algunos piensan que alguien lo robó y que aún se encuentra en la parroquia; pero la leyenda apunta que por voluntad divina aparece y reaparece en otro lugar desconocido para así propagar la fe de santa Bárbara.
Sus reliquias fueron trasladadas a Venecia en tiempos del dogo Pedro II Orseolo (991-1009), por María Argyropoula, una princesa bizantina posiblemente hermana de Romano III, que se había casado con Juan, el hijo del dogo. Las reliquias de la santa quedaron después en manos de la Iglesia griega y en 1108 una princesa griega de nombre Bárbara Komnena, que se casó con el príncipe de Kiev, Sviatopolk Iziaslavovich, llevó consigo las reliquias, que fueron depositadas en el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas en Kiev.
En la época de las guerras napoleónicas, las sagradas reliquias fueron llevadas al templo de San Martín de la isla de Burano, donde se siguen custodiando hasta hoy. Los restos están en una capilla dedicada exclusivamente a Santa Bárbara. Una parte de las reliquias de esta mártir, que se hallaban en la iglesia de San Marcos de Venecia, fueron llevadas al santuario de Santa Bárbara perteneciente a la diaconía apostólica y ubicado en el municipio del Ática, del mismo nombre, por el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Christódoulos.
En la iglesia de San Juan del Hospital, Valencia, se halla la columna donde fue martirizada, en una capilla bajo la advocación de la santa. Esta reliquia fue traída a la ciudad de Valencia por la emperatriz Constanza Augusta de Grecia.
En la iglesia de San Jaime de Moncada (Valencia), se encuentra una falange de un dedo de la Santa traída desde Roma a Moncada.
El medallón que tenía durante el martirio se había perdido; dicha reliquia fue encontrada en la penúltima década del siglo XVIII (1780-1790), en el mes de octubre, en una pequeña parroquia llamada Riochico de Portoviejo, en la provincia de Manabí, Ecuador. Según historiadores, estaba enterrado entre matorrales donde actualmente se levanta el templo parroquial, que lleva su nombre. La leyenda dice que el templo se iba a construir en otro sitio pero que el medallón volvió a aparecer misteriosamente donde había sido encontrado. Desapareció por primera vez de la vitrina del templo, a causa de un robo, pero apareció nuevamente un tiempo después y, la segunda vez, después de que dicha parroquia mandara esculpir una imagen de la santa, de manera que fue colocado en ella. Ahora se desconoce su paradero. Algunos piensan que alguien lo robó y que aún se encuentra en la parroquia; pero la leyenda apunta que por voluntad divina aparece y reaparece en otro lugar desconocido para así propagar la fe de santa Bárbara.