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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Relación con santa Teresa de Jesús...

Relación con santa Teresa de Jesús

En septiembre de 1567, recién ordenado sacerdote, fue a Medina del Campo para oficiar su primera misa en presencia de su madre. Por entonces, la monja Teresa de Jesús había llegado a esta ciudad para fundar su segundo convento de monjas carmelitas reformado (las conocidas como carmelitas descalzas).​ La reforma de Teresa de Jesús consistía en abandonar la regla carmelita relajada de 1432, aprobada por el papa Eugenio IV, y adoptar unas constituciones más estrictas basadas en la regla de 1247 aprobada por el papa Inocencio IV, generalmente conocida como regla de san Alberto.​

Teresa quería crear una rama masculina y el prior carmelita de Medina del Campo, Antonio de Jesús, al cual ella había conocido antes en Ávila, estaba dispuesto a seguir sus directrices. 25​ Antonio le dijo que contaría también con la colaboración de fray Juan de Santo Matía, de cuya vida piadosa y ascética Pedro de Orozco le había hablado con entusiasmo. Juan, por su parte, estaba descontento con la relajación de vida de los carmelitas y se estaba planteando hacerse cartujo.​ Teresa y Juan se encontraron y acordaron colaborar, aunque Juan pidió que no se tardase mucho en fundar la rama masculina reformada.

Posteriormente, Juan regresó a Salamanca para iniciar estudios de teología durante el curso 1567-1568. Como no terminó sus estudios de teología, no pudo obtener el título de bachiller.

Las enseñanzas de Francisco de Vitoria todavía ocupaban un lugar destacado en el programa de estudios de la Universidad de Salamanca. Este humanista había dado gran importancia al estudio de la Biblia y de los padres de la Iglesia. Esto influyó mucho en Juan, que citaba a la Biblia incluso más que los protestantes.​

En agosto de 1568 abandonó Salamanca1​ y se reunió con Teresa en el convento carmelita de Medina del Campo. Desde allí marcharon juntos, con algunas monjas, a Valladolid, donde ella iba a fundar un nuevo convento femenino. Mientras los albañiles preparaban el edificio y Teresa estaba fuera de la clausura, Juan aprovechó durante varias semanas para informarse del modo de vida de las comunidades reformadas.​ Fue en esta ciudad donde Juan de Santo Matía se puso el hábito de carmelita descalzo y cambió su nombre por Juan de la Cruz.​

En una carta de Teresa escrita en septiembre de 1568 y enviada a su amigo Francisco de Salcedo, dice de Juan:​

Hable vuestra merced a este padre, suplícoselo, y favorézcale en este negocio, que, aunque [el padre] es chico, entiendo es grande en los ojos de Dios. Cierto, él nos ha de hacer acá harta falta, porque es cuerdo y propio para nuestro modo, y así creo le ha llamado Nuestro Señor para esto. Non hay fraile que no diga bien de él, porque ha sido su vida de gran penitencia, aunque [ha] poco tiempo. Mas parece le tiene el señor de su mano, que aunque hemos tenido aquí algunas ocasiones en negocios, y yo, que soy la misma ocasión, que me he enojado con él a rato, jamás le hemos visto una imperfección. Ánimo lleva, más, como es solo ha menester lo que Nuestro Señor le da [para que] lo tome tan a pechos.
Teresa, en su libro Fundaciones, dirá de aquellos momentos con Juan:​

Era un hombre tan bueno que por lo menos yo podría haber aprendido más de él que él de mi. Sin embargo no lo hice, y me limité a mostrarle cómo viven las hermanas.

Juan se dirigió posteriormente a Ávila y salió de allí con un albañil con destino a una casa solitaria y semiderruida en Duruelo, en tierras de Blascomillán. Teresa había escogido este lugar unos meses antes. Tan pronto como el inmueble fue habitable llegaron Antonio de Jesús, que pasó a ser prior, y dos frailes más. El 28 de noviembre de 1568 se fundó el convento. Juan de Santo Matías pasó a llamarse Juan de la Cruz y fue subprior y maestro de novicios.​

Teresa visitó el convento de Duruelo en la primavera de 1569. Relata esta visita en su libro Fundaciones. Al llegar se encontró al prior Antonio de Jesús barriendo la entrada y le dijo " ¿Qué es esto mi padre? ¿qué se ha hecho la honra?", a lo que el prior respondió sonriente "yo maldigo el tiempo que la tuve".​

El convento de Duruelo obtuvo una gran fama en la comarca y mucha gente fue a visitarlo. Entre los visitantes estuvieron la madre, el hermano y la cuñada de Juan de la Cruz, que se instalaron allí para cocinar, lavar y limpiar para él y para los otros frailes.​

La comunidad de Duruelo creció y el 11 de junio de 1570 se trasladaron a una casa más amplia, situada en Mancera de Abajo.​

En junio de 1569 Teresa de Jesús fundó el Convento de San José, con carmelitas descalzas, en un inmueble de Pastrana y, en julio, el convento de San Pedro, con carmelitas descalzos, en una ermita a las afueras, todo lo cual fue donado por el príncipe de Éboli.​ Teresa comentó con los descalzos de Pastrana la posibilidad de fundar un colegio en la Universidad de Alcalá de Henares por la necesidad de tener a personas de letras y por la comodidad de tener a gente de importancia.​

Juan de la Cruz llegó a Pastrana a mediados de octubre de 1570 y fue el primer maestro de novicios. Se alojó en una cueva del entorno del convento, que todavía se conserva. Entonces en el convento había cuatro religiosos y diez novicios. Juan de la Cruz se centró en enseñar la oración mental continua, componente central de la vida contemplativa para Teresa, y la práctica de la adoración al Santísimo Sacramento, para lo cual el príncipe de Éboli había dejado rentas en su testamento.​

En Pastrana, Juan de la Cruz coincidió con el príncipe de Éboli y este le dio dinero para la fundación de un convento-colegio carmelita descalzo en la Universidad de Alcalá de Henares. El objetivo de esta nueva fundación era captar a estudiantes y proveer de monjes bien formados al convento de Pastrana. Se marchó a mediados de noviembre del mismo año.​

Por estos años se fueron fundando más conventos de los carmelitas descalzos: Altomira en 1571, Casas de Benítez en 1572,​ San Juan del Puerto en 1572 (que en realidad es una cesión de los calzados durante dos años), Granada en 1573 (que no se asentó hasta que llegó Juan de la Cruz en 1582),​ La Peñuela en 1573 (en el actual municipio de La Carolina)​ y Sevilla en 1574.

El 1 de noviembre de 1570 los carmelitas descalzos fundaron un colegio-convento en Alcalá de Henares.​ En 1571 Juan de la Cruz se trasladó a este colegio para ser su primer rector.​

En el convento de Pastrana un joven maestro de novicios introdujo un régimen de mortificaciones humillantes y extravagantes. Teresa encargó que se mandase allí a Juan de la Cruz para que encauzase las cosas.​ Entre abril de 1571 y mayo o junio de 1572 Juan de la Cruz hizo una nueva visita a Pastrana para moderar los excesos rigoristas de aquel noviciado.​ Sin embargo, el maestro de novicios era obstinado y el prior se había marchado siguiendo a la mística Catalina de Cardona. Teresa terminó por consultar con el teólogo dominico Domingo Báñez, que le respondió que la penitencia severa o exagerada estaba prohibida por la regla. El maestro de novicios fue destituido y, al cabo de un mes, todo había vuelto a la normalidad.​

Algunos pensaban que el esfuerzo de la reforma había que aplicarlo mejor en disciplinar a los carmelitas laxos y no reformados.​ En esta línea, el provincial carmelita Ángel Salazar le dijo al visitador apostólico Pedro Fernández que el Convento de la Encarnación de Ávila, de carmelitas calzadas, necesitaba de mejoras y le propuso que Teresa fuese la priora. Teresa llegó a la Encarnación en octubre de 1571 y estuvo en el cargo de priora tres años, hasta 1574.​

Teresa quería que Juan de la Cruz fuese confesor y director espiritual de las monjas de la Encarnación. Con la aprobación del visitador Pedro Fernández, en septiembre de 1572 Juan de la Cruz dejó el colegio de Alcalá de Henares para ir a servir en la Encarnación en Ávila.​ Le acompañó en esta labor el descalzo Germán de San Matías.​ Durante su etapa como confesor en este convento, entre 1572 y 1577, dibujó un Cristo crucificado.​

En un principio se instalaron en el convento de los carmelitas calzados, intramuros, pero su relación con estos frailes debió provocar alguna fricción, ya que poco después Juan y Germán se fueron a vivir a una pequeña casa colindante con el jardín del Convento de la Encarnación.​

En 1574 Juan de la Cruz acompañó a Teresa de Jesús a fundar un convento de carmelitas descalzas en Segovia.