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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: LOS SÍMBOLOS DE LA NAVIDAD...

LOS SÍMBOLOS DE LA NAVIDAD

TRADICIONES: JUGUETE

En el juego han venido a juntarse actividades y pasiones muy variadas: desde los llamados juegos de azar, pasando por los juegos de carácter deportivo (tenemos de muestra los Juegos Olímpicos), los juegos florales de carácter literario, los juegos amorosos… Luego usamos la palabra juego en contextos muy diversos: "poner en juego", "entrar en juego", "descubrirle a uno el juego", "tomar a juego", "estar en juego", jugársela… Jugar a la bolsa, jugar a la lotería, jugar un papel en la vida.

Realmente cuando repasas detenidamente todo el campo de aplicación del grupo léxico de jugar, y constatas que prácticamente a todo se le puede aplicar esos conceptos, te sientes inclinado a pensar que por debajo de este fenómeno corre con fuerza una filosofía de la vida como juego y como riesgo (jugar la vida y jugársela), como contrapunto a sus excesos de rigor, seriedad, trascendencia y responsabilidad. Es la visión calderoniana, pero en juego en vez de sueño. En la infancia, en la poesía, en el amor, la vida puede ser un bello juego. Pero es muy difícil ser siempre niños, o verlo todo con ojos de poeta, o tener para todo visión de enamorado.

Venimos del latín jocus (juego) y jocare (jugar), un grupo léxico muy extenso, con una treintena de palabras. Las bromas y las gracias estaban dentro de este grupo. Y tenían también en él los romanos la palabra juguete. El diminutivo de jocus es jóculus (literalmente jueguecito), término que se usaba para denominar las chanzas, los dichos agudos, los chascarrillos… Joculo dicere aliquid era decir algo en broma. Y es esta misma palabra, pero en plural, la que usaban para denominar los juguetes (tenían también crepundia crepundiorum, de la raíz crep =crepitar, hacer ruido, y se usaba especialmente para sonajeros, colgantes, etc. propios de la primera infancia).

El hecho de que no tengan los juguetes una palabra propia, sino que la han de compartir con otros significados, induce a pensar que no era muy necesaria, por tener poco peso específico en la vida de los romanos. Es de notar que nuestra palabra juguete se ha formado de manera análoga a la latina, con el diminutivo de jocus. Pero en nuestro caso, muy probablemente pasando por el catalán o el provenzal joc, cuyo primer diminutivo es joquet, que sonorizando la q nos da joguet. Siendo átona la o, en catalán se pronuncia u, con lo que estamos en juguet.

De ahí pasamos ya a juguete. Como en peseta, tenemos un diminutivo (ete -eta) que no es propio del español, que prefiere los sufijos -ito, -ita. Es evidente que en nuestra lengua y en nuestra cultura el juguete ocupa un lugar más notorio que en la lengua y la cultura romanas, y en general en todas las culturas antiguas. Es que han cambiado profundamente el sentido de juguete y el de juego. Cuando hasta nuestros recientes antepasados una taba (astrágalo, hueso del tarso) de cordero era todo un juguete que daba cantidad de juego, y con un tejo, un trozo de hierro, un palo o con cualquier cosa se montaba un juego… y se jugaba, es decir que con muy poco juguete se hacía mucho juego, ahora nos encontramos que con una potentísima industria de juguetería se juega bastante menos. Y falta calificar los juegos electrónicos, que hacen jugar a los niños de forma distinta. Solos.