-25% solo aquí

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Comienzo de la "Roma católica"...

Comienzo de la "Roma católica"

En el mundo grecorromano, era usual que las autoridades hicieran, a sus expensas, obras públicas en favor de una ciudad, una comunidad o un culto religioso; a esta costumbre se le da el nombre de evergetismo. Constantino, en cuanto emperador cristiano si bien no bautizado, no se propuso la conversión del Imperio, en sus edictos promovió la libertad de cultos, pero manifestó su preferencia, casi exclusiva, por el culto del dios que adoraba por medios de acciones de evergetismo.​ La iglesia de Roma se benefició de la generosidad imperial bajo el pontificado de Silvestre, de manera que puede decirse que en ese momento comienza a surgir una "Roma cristiana",​ si bien las clases altas y una parte importante de la plebe, siguieron practicando ritos no católicos. El Emperador promovió la construcción de numerosos edificios religiosos, para cuyo mantenimiento donó terrenos y propiedades procedentes del inmenso patrimonio imperial, acumulado durante los tres siglos anteriores.​ El Liber pontificalis enumera en su imaginario una serie de iglesias, dotadas de mobiliario litúrgico, oratorios y ornamentos, cuya paternidad constantiniana ha sido confirmada por pruebas epigráficas y arqueológicas. Estas construcciones, que debían responder a las características del culto cristiano, se construyeron tomando como modelo los espacios cerrados de reunión propios del mundo helenístico y ya adoptado por los romanos: la basílica.​

Entre ellas se puede mencionar la actual basílica de San Juan erigida en el dominio imperial de Letrán, el cual pertenecía al patrimonio de los emperadores desde el siglo I, la basílica de la Santa Cruz en Jerusalén, llamada entonces Sessoriana y ubicada junto al palacio de Helena, la madre de Constantino, San Pablo Extramuros, San Lorenzo Extramuros y la Basílica de los Santos Marcelino y Pedro. Más tarde, en la segunda parte de su reinado, probablemente alrededor del año 333, Constantino también inició la construcción de la Basílica de San Pedro, en la colina Vaticana,​ donde se hallaban las ruinas del circo de Cayo y donde los cristianos, desde por lo menos el siglo III, veneraban la tumba de Pedro.​

Según el mencionado Liber pontificalis, y la noticia puede ser auténtica, el propio Silvestre fundó el titulus Equitii o titulus Silvestri, una iglesia construida cerca de las termas de Diocleciano. También se le atribuyen mejoras en las catacumbas de san Calixto, cerca de la Vía Apia, así como en las catacumbas de Priscila donde hizo construir un oratorio. Justamente fue en este cementerio donde fue sepultado después de su muerte el 31 de diciembre de 335, fecha que figura en la Depositio episcoporum, compuesta al año siguiente, en el Catálogo Liberiano y en el Martirologio Jeronimiano, el cual lo califica de santo.