Alergia en invierno: cómo diferenciarla del típico resfriado
Los expertos de DosFarma explican que los síntomas tienden a confundirse en la época de frío
¿Congestión nasal y estornudos? En esta época del año lo más habitual es asociar estos síntomas con el frío y las enfermedades que vienen con él, especialmente los catarros. Sin embargo, hay otra posibilidad que no solemos tener en mente durante el invierno: la alergia. El polen no está solo presente en la primavera. Hay una familia de plantas que no pierden las hojas en invierno y que abundan en parques y jardines de toda España, al igual que alrededor de urbanizaciones o colegios. Son las cupresáceas, de entre las cuales el árbol más conocido es el ciprés. Su polinización comienza en diciembre y alcanza los niveles máximos entre enero y febrero.
Según datos que maneja www. dosfarma. com, la farmacia online española líder del mercado, la alergia a estas plantas se ha incrementado en los últimos años un 30 %, debido, en gran medida, a que se han plantado en muchas zonas para decorar, sobre todo en las ciudades más grandes. De esta forma, en torno a 4 de cada 10 personas alérgicas al polen lo son al de estos árboles y arbustos. Y las previsiones apuntan a que estas cifras aumentarán en los próximos años.
Se considera que la cantidad de polen de cupresáceas es elevada cuando se superan los 135 gramos por metro cúbico en el aire. A partir de esa cantidad, comienzan las molestias. A mediados de diciembre, ese nivel alto se alcanzó en Toledo (más de 230 gramos por metro cúbico) y en Cádiz (1.550 gramos por metro cúbico), con riesgo medio en otras zonas del centro peninsular. Así pues, la alergia a las cupresáceas es bastante habitual. Sus síntomas se asemejan un poco a los de un resfriado, por lo que es fácil confundirlos en esta época del año, por ello, los expertos de DosFarma nos muestran cuáles son las características que nos avisarán de que las molestias que tenemos no son un catarro:
1. Picor de ojos y lagrimeo
El contacto con los alérgenos irrita los ojos y provoca enrojecimiento, hinchazón, picor y lagrimeo.
2. Estornudos y secreción nasal
La secreción nasal típica de la alergia es más líquida, abundante y clara que la de las infecciones respiratorias. Igualmente, es habitual que se produzca picor en la nariz, algún estornudo y obstrucción nasal.
3. La duración y la intensidad varían en función del polen en el aire
Los resfriados pueden durar hasta una semana, pero la alergia puede alargarse varias semanas, mientras dure la polinización. Los síntomas de los alérgicos aparecen aproximadamente un día después de los principales picos de polinización. Al aire libre y en los días de mayor concentración de polen, las molestias se acentúan. En cambio, en interiores y por la noche, los síntomas son más leves. Por su parte, las molestias típicas de los catarros no tienen estos altibajos y tienden a reducirse conforme pasan los días.
4. No hay fiebre, malestar general ni dolor de garganta
Son tres de los síntomas más comunes en los resfriados, pero no aparecen en la alergia.
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Los expertos de DosFarma explican que los síntomas tienden a confundirse en la época de frío
¿Congestión nasal y estornudos? En esta época del año lo más habitual es asociar estos síntomas con el frío y las enfermedades que vienen con él, especialmente los catarros. Sin embargo, hay otra posibilidad que no solemos tener en mente durante el invierno: la alergia. El polen no está solo presente en la primavera. Hay una familia de plantas que no pierden las hojas en invierno y que abundan en parques y jardines de toda España, al igual que alrededor de urbanizaciones o colegios. Son las cupresáceas, de entre las cuales el árbol más conocido es el ciprés. Su polinización comienza en diciembre y alcanza los niveles máximos entre enero y febrero.
Según datos que maneja www. dosfarma. com, la farmacia online española líder del mercado, la alergia a estas plantas se ha incrementado en los últimos años un 30 %, debido, en gran medida, a que se han plantado en muchas zonas para decorar, sobre todo en las ciudades más grandes. De esta forma, en torno a 4 de cada 10 personas alérgicas al polen lo son al de estos árboles y arbustos. Y las previsiones apuntan a que estas cifras aumentarán en los próximos años.
Se considera que la cantidad de polen de cupresáceas es elevada cuando se superan los 135 gramos por metro cúbico en el aire. A partir de esa cantidad, comienzan las molestias. A mediados de diciembre, ese nivel alto se alcanzó en Toledo (más de 230 gramos por metro cúbico) y en Cádiz (1.550 gramos por metro cúbico), con riesgo medio en otras zonas del centro peninsular. Así pues, la alergia a las cupresáceas es bastante habitual. Sus síntomas se asemejan un poco a los de un resfriado, por lo que es fácil confundirlos en esta época del año, por ello, los expertos de DosFarma nos muestran cuáles son las características que nos avisarán de que las molestias que tenemos no son un catarro:
1. Picor de ojos y lagrimeo
El contacto con los alérgenos irrita los ojos y provoca enrojecimiento, hinchazón, picor y lagrimeo.
2. Estornudos y secreción nasal
La secreción nasal típica de la alergia es más líquida, abundante y clara que la de las infecciones respiratorias. Igualmente, es habitual que se produzca picor en la nariz, algún estornudo y obstrucción nasal.
3. La duración y la intensidad varían en función del polen en el aire
Los resfriados pueden durar hasta una semana, pero la alergia puede alargarse varias semanas, mientras dure la polinización. Los síntomas de los alérgicos aparecen aproximadamente un día después de los principales picos de polinización. Al aire libre y en los días de mayor concentración de polen, las molestias se acentúan. En cambio, en interiores y por la noche, los síntomas son más leves. Por su parte, las molestias típicas de los catarros no tienen estos altibajos y tienden a reducirse conforme pasan los días.
4. No hay fiebre, malestar general ni dolor de garganta
Son tres de los síntomas más comunes en los resfriados, pero no aparecen en la alergia.
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