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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Muchacha, ¡cómo está el desalmendrado!, parece la feria...

Muchacha, ¡cómo está el desalmendrado!, parece la feria de agosto; por cierto, que ya está cerca. De momento nos conformaremos con estas fiestas de cambio de estación que ya tenemos encima. El solsticio de verano que decían los romanos cuando todavía correteaban por las Españas, hasta que se pasaron todos al cristianismo de grado o a la fuerza mayormente, y le cambiaron el nombre. Ahora se las conoce con el nombre de un prócer de esa religión. Pero bueno, la fiesta es la fiesta. Espero que los de Batalyaws, duendes o no, se lo pasen como los dioses de la vieja república mandaban hasta que llegó un tal Constantino y su santa madre.

Decía, que llevo unos días dando volteretas de un sitio para otro y, ahora que me enchufo al mundo de los cárnicos, veo que, gracias a Piri y sus buenas maneras, la audiencia está por las nubes y, que entre otros, merodea por el presunto jardín francés tan descuidado que presides desde tu fuente seca, un viejo conocido nuestro desde hace tiempo de los foros de los Pueblos de España. Libertad es su gracia. Bonito nombre tía. Todavía más cuando se lleva y ejerce sin aspavientos ni cirigoncias. Lo veo una miaja chamuscado y con toda la razón pues, a mi también me están fastidiando ya esta buena gente que da dinero a los ricos de siempre que antes le saca al pobretón que lo paga todo. Y eso de un sueldino de poco más de mil euros al mes.

Tres euracos un paquete de ducados en el estanco, quince céntimos más caro en la tragaperras. De la bencina ni te hablo, ¿qué importa a quien tiene pasta gansa de sobra? Vale ya lo sé, que es malo para la salud, pero peor es que te sangren de esta manera tan artera porque, ¿si es tan malo?, ¿Por qué no lo prohíben como las rayas o la maria? Con razón el mocerío ahora traga más alcohol que nunca antes tragamos las antiguallas. Aunque también le han metido mano los socaliñas (sacaliñas, decía mi agüela cuando le metían la mano en la faldriquera).

Echo en falta al fantasma de finibus terrae, mi alter ego (lo digo por lo de fantasma, pues ya somos dos), que estará frotándose las manos porque a los de su línea ideológica ya les va bien eso de cuanto peor mejor. Y es que esta crisis que atravesamos, además de llenar los bolsillos a los logreros de siempre, les viene como anillo al dedo para sus intereses.

Como era de esperar, los de nuestro asentamiento no dicen ni esta boca es mía, y es que, ¿cómo van a malgastar su precioso tiempo y su preclara inteligencia en tonterías una gente tan principal? Leo en la Wiquipedia con cierto estupor, que uno de ellos ha colgado una historia sobre los duques-marqueses-condes de Feria, preñada de obviedades entresacadas de aquí y de allá pero, siempre hay un pero, girando un poquito la tortilla para que la parte más doradita quede siempre al alcance de las fauces mas exquisita que son quienes saben apreciar sus bondades. Debe ser el intelectual oficial, por eso, en el trabajo de campo no ha ido muy allá que digamos. Vamos, nada.

Nuestro nuevo amigo asturiano, poeta donde los haya, también está por estos andurriales ásperos, espero que algún día de estos nos deleite con una de las suyas pero (otro pero Baldomero) a quien hace tiempo que no leo es a Milagros, la del otro Alconchel, el conquense de la Estrella, que parece que lo tiene acaparado Eufra. A quien le copio para acabar porque me estoy enreliando esto que entre otros, él ha dejado allí:

Treinta años padeciendo,
un gitano se encontraba,
que se enconó un remiendo
que en el pantalón llevaba.
Le salieron “zaracetas”
en el ala del sombrero,
en la blusa esparabanes
y en el chaleco un uñero.
Un fuerte dolor de muelas
que en el pantalón tenía,
en la camisa viruelas
y en la faja alferecías.

Salud.