Hay un hombre detrás de mi espejo.
Insolente me mira a los ojos
y no esquiva jamás mi mirada;
si le hablo habla él con mi voz
y si callo me imita y se calla.
Desde niño me viene observando,
ha crecido a la par de mi altura
y me copia la edad y las canas;
aunque al lado contrario que yo
también tiene un lunar en la cara.
Al compás si me muevo se mueve,
cuando río él ríe también
y si lloro su llanto me calma;
tantos años conmigo y jamás
se ha girado dándome la espalda.
Algún día tendrá que decirme
por qué sigue pendiente de mí.
No es mi hermano, ni amigo, ni nada,
es un hombre detrás de un espejo
que no esquiva jamás mi mirada.
Cierto día miré su reloj,
y al contrario que el mío observé
que hacia atrás sus agujas giraban.
Pero luego pensé que a su vista
son las mías las que se retrasan.
Javier Feijóo
Insolente me mira a los ojos
y no esquiva jamás mi mirada;
si le hablo habla él con mi voz
y si callo me imita y se calla.
Desde niño me viene observando,
ha crecido a la par de mi altura
y me copia la edad y las canas;
aunque al lado contrario que yo
también tiene un lunar en la cara.
Al compás si me muevo se mueve,
cuando río él ríe también
y si lloro su llanto me calma;
tantos años conmigo y jamás
se ha girado dándome la espalda.
Algún día tendrá que decirme
por qué sigue pendiente de mí.
No es mi hermano, ni amigo, ni nada,
es un hombre detrás de un espejo
que no esquiva jamás mi mirada.
Cierto día miré su reloj,
y al contrario que el mío observé
que hacia atrás sus agujas giraban.
Pero luego pensé que a su vista
son las mías las que se retrasan.
Javier Feijóo