Origen del culto
La historia de la Virgen de Santerón, como la de tantas otras vírgenes de este tipo en el entorno geográfico aragonés y castellano –«Virgen de la Fuensanta» (Villel, Teruel), «Virgen de la Zarza» (Cañete, Cuenca), «Virgen de Tejeda» (Garaballa, Cuenca), «Virgen de Valdeoña» (Salvacañete, Cuenca)-, proviene de la baja Edad Media, relacionándose con la conquista cristiana de estos lugares a comienzos del siglo XIII (1210), y tiene su origen en «hallazgos» o «apariciones» relacionadas con pastores.
El «hallazgo» o «aparición» de la imagen de cualquiera de estas vírgenes carece del menor apoyo documental, fundándose en la tradición y la leyenda. A mediados del siglo XVIII (1750), fray Roque Alberto Faci escribe:
«... se ha de conjeturar la Aparición de María santísima en éste, ó en aquel pueblo, quando libre el Lugar de la opresión tirana de los Sarracenos, podía darla libremente culto; de manera, que habiendo sido las Sagradas imágenes escondidas, para que no fuesen profanadas, no hay mejor medio para colegir, poco más ó menos, el quándo aparecieron, que atender al tiempo en que los Lugares se conquistaron».
Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Alfredo Sánchez Garzón
Respecto a las características del hallazgo de la Virgen de Santerón, la tradición recurre -en el medio rural en el que tiene lugar el descubrimiento de la imagen-, a un humilde pastorcito «que andaba pastando su rebaño por la zona». Al acercarse a una fuente oyó un ruido, y pensando sería una libre lanzó su cayado, con la intención de batirlo: al ir por la pieza observó que junto al cayado había una imagen de la Virgen con un Niño, ambas con el brazo derecho roto, presuntamente por el bastonazo:
«[El pastorcito] dio a conocer su hallazgo a las gentes de los pueblos del entorno. La imagen fue llevada en procesión hasta Algarra, en cuya iglesia permaneció durante algún tiempo. Sin embargo, puesto que la imagen había aparecido en la Sierra, los aldeanos entendieron que era allí donde la Virgen deseaba ser venerada: razón por la que juntos levantaron una ermita en el lugar del hallazgo».
Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Alfredo Sánchez Garzón
Como ha sido puesto de manifiesto, la narración del hallazgo de la imagen ha evolucionado con el tiempo, ya que en otros relatos el «humilde pastorcito» se convierte en «devoto caminante», incluso en «caballero en brioso corcel»; asimismo sucede con el lugar (escenario) del halazgo, ya que desde un inicial espacio «árido y despoblado», se pasa a una «zona de pasto» que acaba convirtiéndose en un «hermoso prado», evolución que ha afectado también al manantial, que de simple «fuente» acaba convirtiéndose en «fuente cristalina»: se trata pues de un embellecimiento progresivo, como conviene a la idealización (abstracción) de toda leyenda viva que se precie.
En cuanto a la construcción de la ermita, fábrica del siglo XVIII, con cúpula octogonal y artesonado mudéjar -una vecina de Negrón (Vallanca), Felicitas-Sagrario Adalid Novella (1954-2008)-, cantaba unas letrillas al respecto: ¡Oh Virgen de Santerón!/ ¿Quién te ha hecho esa capilla?/ -Entre Vallanca y Negrón,/ Algarra y Garcimolina -aludiendo a que la construcción del ermitorio pudo ser una obra conjunta, costeada por los vecinos de los pueblos y lugares que se citan-.
La historia de la Virgen de Santerón, como la de tantas otras vírgenes de este tipo en el entorno geográfico aragonés y castellano –«Virgen de la Fuensanta» (Villel, Teruel), «Virgen de la Zarza» (Cañete, Cuenca), «Virgen de Tejeda» (Garaballa, Cuenca), «Virgen de Valdeoña» (Salvacañete, Cuenca)-, proviene de la baja Edad Media, relacionándose con la conquista cristiana de estos lugares a comienzos del siglo XIII (1210), y tiene su origen en «hallazgos» o «apariciones» relacionadas con pastores.
El «hallazgo» o «aparición» de la imagen de cualquiera de estas vírgenes carece del menor apoyo documental, fundándose en la tradición y la leyenda. A mediados del siglo XVIII (1750), fray Roque Alberto Faci escribe:
«... se ha de conjeturar la Aparición de María santísima en éste, ó en aquel pueblo, quando libre el Lugar de la opresión tirana de los Sarracenos, podía darla libremente culto; de manera, que habiendo sido las Sagradas imágenes escondidas, para que no fuesen profanadas, no hay mejor medio para colegir, poco más ó menos, el quándo aparecieron, que atender al tiempo en que los Lugares se conquistaron».
Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Alfredo Sánchez Garzón
Respecto a las características del hallazgo de la Virgen de Santerón, la tradición recurre -en el medio rural en el que tiene lugar el descubrimiento de la imagen-, a un humilde pastorcito «que andaba pastando su rebaño por la zona». Al acercarse a una fuente oyó un ruido, y pensando sería una libre lanzó su cayado, con la intención de batirlo: al ir por la pieza observó que junto al cayado había una imagen de la Virgen con un Niño, ambas con el brazo derecho roto, presuntamente por el bastonazo:
«[El pastorcito] dio a conocer su hallazgo a las gentes de los pueblos del entorno. La imagen fue llevada en procesión hasta Algarra, en cuya iglesia permaneció durante algún tiempo. Sin embargo, puesto que la imagen había aparecido en la Sierra, los aldeanos entendieron que era allí donde la Virgen deseaba ser venerada: razón por la que juntos levantaron una ermita en el lugar del hallazgo».
Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Alfredo Sánchez Garzón
Como ha sido puesto de manifiesto, la narración del hallazgo de la imagen ha evolucionado con el tiempo, ya que en otros relatos el «humilde pastorcito» se convierte en «devoto caminante», incluso en «caballero en brioso corcel»; asimismo sucede con el lugar (escenario) del halazgo, ya que desde un inicial espacio «árido y despoblado», se pasa a una «zona de pasto» que acaba convirtiéndose en un «hermoso prado», evolución que ha afectado también al manantial, que de simple «fuente» acaba convirtiéndose en «fuente cristalina»: se trata pues de un embellecimiento progresivo, como conviene a la idealización (abstracción) de toda leyenda viva que se precie.
En cuanto a la construcción de la ermita, fábrica del siglo XVIII, con cúpula octogonal y artesonado mudéjar -una vecina de Negrón (Vallanca), Felicitas-Sagrario Adalid Novella (1954-2008)-, cantaba unas letrillas al respecto: ¡Oh Virgen de Santerón!/ ¿Quién te ha hecho esa capilla?/ -Entre Vallanca y Negrón,/ Algarra y Garcimolina -aludiendo a que la construcción del ermitorio pudo ser una obra conjunta, costeada por los vecinos de los pueblos y lugares que se citan-.