Camino de la ermita de Santerón
La peregrinación se ha realizado siempre caminando o con caballerías bonitamente engalanadas, lo que supone unas tres horas largas de marcha por caminos de herradura, y otros tantos de vuelta; aunque en los últimos septenarios suelen verse también vehículos de motor, merced al acondicionamiento de una pista. Llegados a la ermita, los peregrinos celebran el encuentro con los amigos y vecinos de otros pueblos, pues allí se dan cita varios cientos de personas de ambas vertientes de la serranía de Cuenca, gentes de Castilla, Aragón y Valencia, bailando frente a la ermita, a los sones del atabal y la dulzaina. El interior se abarrota de fieles, ocupando los bancos de la nave y el alto coro, que protege una esbelta baranda de madera torneada. La imagen de la Virgen se ubica al fondo, sobre sus andas doradas, ceñida por una exuberante arcada de flores. Se trata de una imagen de las llamadas "de vestir", que porta un Niño Jesús en brazos. Tras la veneración de la imagen de la Virgen y una Santa Misa en la ermita, los peregrinos bailan en la plazoleta, bajo la noguera (Juglans regia) que sombrea el recinto. Después del baile se agrupan por pueblos para comer y descansar.
La ermita se halla al fondo de un hermoso valle, en medio de un prado y junto a una fuente, rodeado de montañas pobladas de espesos pinares. Se trata de una construcción con muros de mampostería y piedra en los esquinares, basada en planta alargada y ábside poligonal, cuya entrada se halla protegida por un amplio porche. Posee una sola nave, con coro a los pies y amplio presbiterio, sobre el que luce un bello artesonado mudéjar.
La peregrinación se ha realizado siempre caminando o con caballerías bonitamente engalanadas, lo que supone unas tres horas largas de marcha por caminos de herradura, y otros tantos de vuelta; aunque en los últimos septenarios suelen verse también vehículos de motor, merced al acondicionamiento de una pista. Llegados a la ermita, los peregrinos celebran el encuentro con los amigos y vecinos de otros pueblos, pues allí se dan cita varios cientos de personas de ambas vertientes de la serranía de Cuenca, gentes de Castilla, Aragón y Valencia, bailando frente a la ermita, a los sones del atabal y la dulzaina. El interior se abarrota de fieles, ocupando los bancos de la nave y el alto coro, que protege una esbelta baranda de madera torneada. La imagen de la Virgen se ubica al fondo, sobre sus andas doradas, ceñida por una exuberante arcada de flores. Se trata de una imagen de las llamadas "de vestir", que porta un Niño Jesús en brazos. Tras la veneración de la imagen de la Virgen y una Santa Misa en la ermita, los peregrinos bailan en la plazoleta, bajo la noguera (Juglans regia) que sombrea el recinto. Después del baile se agrupan por pueblos para comer y descansar.
La ermita se halla al fondo de un hermoso valle, en medio de un prado y junto a una fuente, rodeado de montañas pobladas de espesos pinares. Se trata de una construcción con muros de mampostería y piedra en los esquinares, basada en planta alargada y ábside poligonal, cuya entrada se halla protegida por un amplio porche. Posee una sola nave, con coro a los pies y amplio presbiterio, sobre el que luce un bello artesonado mudéjar.