Está claro que, amparados en el anonimato, se pueden decir cosas que jamás se dirían si fuera necesaria una identificación previa. Lo de insultar a las personas de un modo anónimo es un acto de cobardía bastante notable. ¿Por qué no le dices eso mismo a la cara cuando lo veas por el pueblo? Expón tus puntos de vista, debate con argumentos sólidos, y convence, si es que puedes, a los demás; pero insultar de esa manera sólo te descalifica a tí mismo.