Lo bonito de la reforma de la iglesia es que fue promovida por un vecino del pueblo. Gracias a su posición en la empresa logró los fondos y él puso también de su parte. Curró mucho por lograrlo. Ahora quieren reformar la ermita, que le hace falta. En la iglesia instalaron una calefacción que va por el suelo y así se calientan los pinreles. Pero no se puede poner porque no hay fondos para encenderla. Esa es la diferencia entre los que tienen y comparten y los que tienen y quieren más para ellos. Todos somos muy buenos y muy católicos hasta que llega el momento de echar al cestillo.