El arcaísmo de su nombre induce a concederle gran
antigüedad que, a pesar de ser peculiar, no es único en nuestra provincia, así la vieja localidad de
Cabrejas estaba dividida en dos núcleos de población: Carrascosa y
Barbalimpia, lo que tampoco nos aclara nada de su extraña etimología. Algunos opinan que hace referencia a la bondad de las
aguas que manan por sus
fuentes, haciéndolo derivar, en paralelo, del mismo radical que Barbarija (tomado como hidrónimo, que encontramos en alguna otra ocasión en la provincia), pero descuidando el hecho cierto de que este nombre se refiere a la planta viburnum tinus (laurel salvaje) siendo, por tanto, un fitónimo.
Aún con el riesgo de errar, habida cuenta de la dificultad de esta etimología, soy de la opinión que deriva de la mencionada época visigoda, con intención de conferirle la mayor dignidad dándole una ‘limpieza’ de linaje por sintagma con ‘Barba’, considerando que ésta era profundamente estimada en aquellos tiempos, siendo precisamente la mayor de las ofensas ‘mesar las barbas’ a alguien.
Prueba de ello es que por su entorno se encuentran
cuevas de eremitas y sus tumbas talladas en la
roca, características de aquella época.