Esta
foto me recuerda, cuando yo tenía cinco años, en la barbacana le enselé al clasico matón, que a todas las edades los hay, que el precio de la paz es el respeto al derecho ajeno. Claro, despúes de eso tuve que irme corriendo a
casa y esconderme en el gallinero. ¡Oh aquellos tiempos en que todo era tan secillo y las cosas se areglaban a pedrada limpia! Que lo diga el barbero, que vivía frente a la
Fonda de Vellisco, y de cuyo nombre no me acuerdo, y no es por deseo.
VSP.